El extraño caso de Leo Messi
Ayer fue una noche dura, diferente en mis redes sociales después del programa que se transmite en las plataformas de Récord Plus, al poner el tema en la mesa de las “ayuditas” a Messi.
Me trataron como a Álvaro Morales cuando cambió de equipo, solo por reflexionar el “pase ganado” del Inter de Miami a la nueva Copa Mundial de Clubes. Que quede claro, yo amo a Messi, estar en contra es un absurdo, creo que la batalla contra Cristiano Ronaldo es estúpida, innecesaria. Leo, después de Dieg y Pelé, es el tercer mejor futbolista de todos los tiempos.
Pero seamos realistas, por más que le quieran dar una justificación deportiva, a todas luces se ve el favoritismo de empujar una competencia que carece de buena venta de derechos, de confianza del aficionado, de saturación a los jugadores y al deporte en sí mismo, que al tener a Infantino, el hombre que supuestamente iba a dejar atrás el FIFA Gate, las corruptelas de sedes para las Copas del Mundo y transparentar el futbol, con esta decisión termina lastimando a toda la industria.
Todos nos damos cuenta que Leo Messi al haber llegado a Estados Unidos se convertirá en una figura de estado con el modelo capitalista, para promover de una vez por todas el verdadero futbol en el país más consumista del planeta. Ahí la idea es sencilla, cuidarlo hasta el 2026 en una competencia de baja categoría como lo es la MLS para seguir vendiendo los éxitos del argentino.
Lo curioso es, que en este lapso, se trajó también la Copa América vía CONMEBOL y no Juan Carlos Rodriguez, que la había llevado para el Centenario del torneo en el 2016, para que se dieran un quemón de dólares y la messimanía por la costa Este.
Sin viajes tan largos
Así será el Mundial de Clubes que optó por darle el Pacífico a la Copa Oro el próximo verano y de nuevo el Atlántico a Leo y su nuevo Mundial de Clubes. El punto de todo esto, es que son tan cínicos que todos nos damos cuenta. Y repito, yo amo a Leo, no hacerlo es un absurdo, es ir en contra de este deporte que tanto me emociona.
Pero hay que poner las cosas como son y entender que vivimos tiempos muy convulsos que solo varios como Infantino su único interés es seguir generando ganancias insulsas para un mundo que en su mayoría sigue padeciendo de los mínimos indicadores de bienestar. Esas burbujas financieras nos pueden tronar. Ojalá pronto surja un nuevo liderazgo que retome de la forma más natural al deporte más practicado del planeta. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al extraño caso de Leo Messi.