La vida después del fracaso

Sería una novela fantástica de Carlos Fuentes para describir de nuevo al mexicano intentando ganar en los deportes. Había una famosa frase que salió de la canción de Chava Flores: ¿a qué le tiras cuando sueñas mexicano? Esperando ganar la lotería todos los días con la ley del mínimo esfuerzo.

Un mito tremendo, porque nuestra raza y nuestros cimientos están hechos con muchísimo trabajo, el mexicano es de los humanos que más horas trabajan per capita en el mundo. La economía más potente (aún) del mundo se sostiene en gran medida por el trabajo de mexicanos, la materia prima existe con la conciencia de salir todos los días a ganarse el pan que va a la mesa.

El problema radica siempre en la explotación y la cultura del privilegio que en México sigue como práctica de unos cuantos. En el deporte es lo mismo, desde que se enraizó esa mecánica de Don Mario Vázquez Raña usando su poder para vivir como emperador del deporte en México.

En todos los espacios donde tuve la oportunidad de debatir esto, mis colegas se han reído de mi ingenuidad, aseveran que nada cambiará, que todo ha sido igual desde hace 50 años y en pocas palabras que no hay remedio. La razón central es porque es un país con extrema pobreza (y extrema riqueza) que tiene otras prioridades.

Para mí el argumento central es que tenemos al menos 7 deportes en donde podemos constantemente pelear por medallas: clavados, box, tae kwon do, medios fondos y marcha, tiro con arco y ecuestres.

Darle más difusión al judo y a la misma lucha, proyectar de nuevo al beis y al futbol y así tener vía el ejército, el estado vía una nueva unidad de trabajo que revise a profundidad los escándalos que hay y el mal uso de los recursos y gracias a extrema riqueza que tienen unos cuantos detonen un modelo privado que logre aportar esta buena generación de atletas que tenemos y buscar más de 15 medallas en Los Ángeles 2028.

Será trascendental que la Dra Claudia Sheinbaum no abandone el deporte, que entienda la relevancia y tenga ese liderazgo de unir a los principales actores de la industria y reacomode los poderes públicos que llevan años en la batalla de los egos y sobretodo de los recursos.

Saldrán nuevas voces y nuevos personajes estos días, pero es fundamental que surja un nuevo liderazgo, que entienda todo el beneficio que se podría lograr si trabajamos en equipo y logramos ganar más medallas olímpicas para mejorar esa narrativa tan enraizada con los nuestros de perdedores y mediocres, de que mentalidades pequeñas en la parte de los atletas y de la imagen de los directivos siempre corrupta y neófita, improvisada y grillera.

Aunque no sea del todo así, mientras no surja ese nuevo liderazgo entonces sí como dicen mis compañeros todo seguirá igual.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A la vida después del fracaso.