Son días calurosos, el domo atmosférico que se ha generado en la capital del país con varios días de contingencia reflejan la mala cultura y las pocas políticas que se han trabajado para respirar un mejor aire. La otrora región más transparente, sin lluvias que nos refresquen, han detonado un ambiente tenso. En el horizonte de los volcanes que ya no se ven, los rascacielos cada día más altos en zonas sísmicas y el típico tránsito despiadado, se vienen 180 minutos de pasión sin igual. Un caldo de cultivo chilango para verdaderos sobrevivientes de la raza humana.
Más de 23 millones de personas en la zona metropolitana y una rivalidad deportiva que se vuelve a encontrar en una final, la quinta, la más repetida de nuestro futbol, con más juegos de liguilla que ningún otra, con más finales jugadas cada club que ningún otro desde 1970, 18 finales de la Makinola y 20 del Ave para volver a trazar la Ciudad de México como un epicentro emocional, que ha sido tan exitoso que no se queda solo en la metrópoli más habitada del país, sino que genera una trascendencia nacional con el llamado clásico jovén.
Ahí Anselmi tendrá que cargar con todas esas emociones que envuelven al centro financiero, cultural, social, político y esta semana deportivo para generar una alta conversación, gran movilidad social con los amigos, familias con las playeras azules y amarillas puestas que han dado como resultado la final ya más cara de nuestra Liga MX con el boleto más caro a la venta (en la zona más barata supuestamente), 1900 pesos hasta la última fila del próximo 3 veces mundialista Estadio Azteca.
Las finales perdidas, sobre todo aquella del 2013 cambió el destino de nuestros días, donde gracias a esa final el América se despertó del letargo de varios años sin competir constantemente por el título y se encaminó para recuperar su grandeza de los años 80s, donde de paso enterró la posibilidad de romper una racha de 16 año al Cruz Azul sin título y que después de esa derrota tuvo que esperar hasta el 2018 para regresar a otra final que de nuevo perdió contra el odiado rival.
Antes de esa noche del 26 de mayo del 2013 el América llegaba con 10 títulos y el Cruz Azul con 8, la idea era ponerse a un sólo campeonato, desde esa noche lluviosa de nuestra caótica ciudad, donde Billy Alvarez ya estaba en la cancha para meterse a celebrar, se tuvo que regresar a los palcos y ver el despertar del águila.
Desde esa noche la historia cambió. El América igualó a las Chivas para un año más tarde superarlas y desde ahí no perder el rubro del equipo con más títulos profesionales y que gracias a esa gestión recuperó la exigencia para siempre buscar una nueva estrella. Cruz Azul se perdió después del milagro de la pandemia y quitarse los fantasmas de 23 años sin campeonato y lograr la novena corona, buscando después de varios tropiezos una vez su camino a la grandeza. ¿Ahora qué pasará? ¿Tendrán la capacidad de reacomodar el tiempo, saldar esas deudas y meterse de nuevo en la lucha por ser el más ganador del país? ¡Bienvenidos, bienvenidos! A una final que podría de nuevo cambiar todo nuestro destino.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: LA TRANSPARENCIA DEL FUTBOL