Carlos Ponce de León
Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.
Mediocridad sin recompensa
La mediocridad no tiene recompensa en nuestro futbol. La fase regular es apenas una mitad de nuestra peculiar Liga y sirve para dos cosas: primero, para encontrar tu nivel, detectar virtudes y defectos, establecer formas, una función menospreciada frente a la segunda, que es la obvia: ocupar una posición en la tabla para saber si vas a casa o sigues en la lucha y contra qué.
La otra mitad es la fase de eliminatoria, compuesta de Repechaje y Liguilla, que desnuda la realidad más cruel de los clubes en series dramáticas y que confirma que sólo los poderosos y sólidos resisten; hay poco lugar para los mediocres, a pesar de que muchos siguen la letanía. La realidad de la Fiesta Grande es que no se enfrenta únicamente el líder al puesto 13, sino que se encaran proyectos, es mucho más que sólo una posición. De ahí lo cerrado de las series de Cuartos: excepto San Luis (que rozó la hazaña), los otros siete tenían argumentos para avanzar y nadie hubiera clamado injusticia.
Estas Semifinales lo confirman, no sólo están los primeros de fase regular, sino los tres equipos que más antesalas de la Final han jugado en los últimos 10 torneos: América (7), Rayados (5) y Tigres (4), es decir, con proyectos de base sólida y poderosa. Y el de Chivas, en construcción.
Para la Final me mantengo con mis dos favoritos: Monterrey con su aburrido, pero efectivo estilo, y el espectáculo de las Águilas, con lección aprendida. Hay que repetirlo: En Liguilla, la mediocridad no tiene recompensa.
…Y se dijo
