Carlos Ponce de León
Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.
Les tembló
Citando a aquél filósofo del balón: La Federación Mexicana de Futbol la tenía, era suya y la dejó ir, la gran oportunidad de dar una sanción ejemplar tras el escándalo del América-León, no sólo con el árbitro, sino con los técnicos, el jugador y hasta el club esmeralda y sus posteos burlones y violentos.
Con ninguno llegaron al máximo castigo, con todos les faltó un cacho de nada para aplicar el correctivo más alto y así dar un histórico y necesario manotazo en la mesa, uno que demostrara que hay que respetar las reglas, a la autoridad, que esto no es tierra de nadie donde se aplican sanciones al gusto del día, sino que se hacen valer los reglamentos. Pero es una utopía. Hoy no existe cabeza que ponga orden.
Ortiz y Larcamón se mentaron la madre, manotearon y hasta rompieron la playera, se encararon y se retaron tras la expulsión. ¿Qué faltó para darles los tres partidos, sangre? Si castigan a Romero por agredir al silbante, ¿Sólo le dan dos juegos? Inaudito. Que las cuentas del León se mofen de las decisiones del Curro, las tachen de inadmisibles, ¿No es una crítica como la que sancionan cuando lo hacen ante los micrófonos? Incongruente. Le tembló la mano a la FMF.
En el lejano 1995, el árbitro Bonifacio Núñez manoteó con Óscar Pantoja de Rayados y le dieron ¡cinco meses de castigo! Lo que prácticamente lo obligó al retiro. Cuando Pablo Aguilar le dio un cabezazo al propio Curro Hernández, el árbitro pedía ¡un año de inhabilitación! Hoy podían darle 15 juegos según reglamento, pero se hicieron chiquitos y se quedaron en 12. Lo que hubieran ganado de credibilidad imponiendo el máximo. Les faltó nada, pero faltó. No hay autoridad suficiente en las oficinas de Toluca. Con la inminente salida de Yon de Luisa, el vacío de poder se hace un hoyo negro.
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