Les anuncio que España es favorita para ganar la próxima Eurocopa. Ya sé que está reciente nuestro fracaso en el Mundial de Brasil, que parecía el final de la época dorada de La Roja, pero volvemos a estar en línea.    

Así lo hemos decidido los españoles después de la recuperación y la transformación de su juego, la adaptación a la salida de determinados jugadores y la llegada de nuevos... y por la victoria sobre Inglaterra por 2-0 en partido amistoso.

La condición de favorito te la dan o te la adjudicas tú mismo, y en este caso los españoles hemos recuperado la autoestima que nos dejamos tirada en Brasil porque, realmente, seguimos teniendo buenos jugadores e inteligencia para reconocer que estábamos anclados a un fútbol que ya habíamos exprimido en exceso.  

Lo importante es que España puede aspirar a ganar la Eurocopa porque se ha liberado de la pesada carga de su ‘Tiqui-taca’.

La nueva España ha evolucionado su fútbol en positivo. Mantiene la calidad técnica como cualidad esencial de sus jugadores; afortunadamente no hemos vuelto a la prehistoria con la ‘furia’ española. Pero ahora sus posesiones buscan la verticalidad, los desplazamientos horizontales son recursos para encontrar otro camino hacia el gol, y no el objetivo por sí mismo. Están permitidos los pases largos, los pases al hueco, los contrataques, incluso arriesgar en un momento determinado... acciones que en la degradación del futbol-control que sufrimos eran pecaminosas. Porque sí mantenemos la presión en la pérdida de balones, que era un valor que pasaba inadvertido por la vistosidad del ‘tiquitaca’, pero representaba una de las claves de nuestro juego. Volvemos, en definitiva, a tener un concepto de juego propio que nos puede dar muchas alegrías.

Y si al estilo le sumamos unos grandes jugadores, encontramos argumentos al optimismo. Hasta Casillas parece rejuvenecido al llegar a la cifra de 100 partidos con su portería a cero, aunque para ello tuviese que lucirse con una prodigiosa parada nada más y nada menos que a Rooney. La base siguen siendo los Piqué, Busquet, Alba, incluso Iniesta pero ya es menos necesario, Silva, Cazorla, Fábregas, Pedro... pero la suma de los Barta, Nolito, Mario, incluso Costa, aunque sin gol, están aportando frescura y futuro. Todos tocan el balón, todos defiende, todos atacan y cualquiera es capaz, en un momento determinado, de dar un balón mágico. ¿Vieron el gol de volea de Mario? ¿O la colocación del balón de Cazorla en su tanto? Son exquisiteces al alcance de muy pocos, y esos pocos juegan con la selección de España.

La siguiente prueba será frente a Bélgica y veremos qué sensaciones nos vuelve a transmitir, porque seguro que Vicente del Bosque hará más pruebas para dar oportunidad a todos sus hombres y no agotar en exceso a los que serán protagonistas del Clásico, cuestiones muy a tener en cuenta sobre todo cuando la selección vuelve a tener mayoría de jugadores del Barcelona. Del Bosque es ‘perro viejo’ y sabrá cuidar esas cosas.

Pero quédense, por favor, con el anuncio que les hago: España vuelve a estar en condiciones de ganar un título. Es una Roja distinta en su juego, del que afortunadamente se ha liberado.

Karim Benzema es un jugador peculiar. Ya le conocen. Demuestra una exquisita técnica en el campo, inteligencia al leer el juego de ataque pero una apatía en ocasiones que llega a desesperar. Pero fuera del terreno de juego parece otro personaje. Son noticias sus salidas nocturnas, sus ganas de divertirse, su temeraria conducción de sus coches deportivos –multado por ir a más de 240 kms/h y por participar en carreras ilegales- y, lo último que acabamos de conocer, su presunta participación en una extorsión a un compañero de la selección francesa con un video de contenido sexual.

Fuera y dentro del campo parecen dos personas diametralmente opuestas y parece mejor, más equilibrado, el Benzema jugador.

No le habrá gustado al Real Madrid, ni a sus seguidores, ver a su delantero centro detenido en Francia para dar cuenta ante el juez de un asunto turbio, muy feo, que tarde o temprano se aclarará en cualquier sentido. El jugador volvió a Madrid después de su declaración, de la que hay noticias contradictorias, y como si nada hubiese pasado se entrenó con el resto de sus compañeros. El presidente del club, que dicen que es su protector, se acercó a interesarse por su caso dando sensación de normalidad. Pero no es una situación cómoda para nadie y aunque no debemos prejuzgar, sí está claro que Benzema tiene dos caras. Ojo que se dice por ahí que en el caso de resultar condenado en un hipotético juicio la pena podría ser de hasta cinco años de cárcel... No es un tema menor ni contribuye a la normalidad en el Real Madrid.

Tampoco contribuye a un buen ambiente el coqueteo de Cristiano Ronaldo con el PSG que captaron las cámaras de televisión y destaparon las especulaciones. Recuerdan que días antes el portugués había dicho que “quién sabe si abandonaría el Real Madrid”; pues bien, no se le ocurre otra cosa que lucir su buena relación con el entrenador del equipo francés y con su dueño, el jeque millonario con el que parece tener cierta complicidad. ¿Qué hay detrás de esta innecesaria exhibición? Posiblemente nada, pero sabiendo que todos buscaban captar algún detalle de su relación con el PSG, Cristiano debió ser más prudente. Aunque bien es verdad que la prudencia no es una de sus cualidades. Tiene otras muchas, pero ni la prudencia ni la modestia. Ayer mismo se autocalificó de “jugador leyenda”. Es verdad que algún día lo será, cuando le juzgue la historia del futbol. Mientras es un extraordinario jugador.

En estas circunstancias afronta el Real Madrid un partido muy importante en Sevilla. El equipo andaluz está muy necesitado de una gran actuación porque sus seguidores pueden perder la paciencia por su mal arranque de la temporada. La visita del equipo blanco se quiere ver como una buena ocasión para remontar el vuelo, aprovechando las dudas de juego, que no dé resultados, que demuestra el cuadro de Rafael Benítez. Lo que tranquiliza a los seguidores del Real es su fortaleza defensiva, a pesar de que no podrá contar con Keylor Navas debajo de los palos.  

Ya hay ambiente de recuperar jugadores pensando en la visita del Barcelona, pero también los suplentes están cumpliendo. Igual ocurre en el partido liguero del otro líder de la Liga, que recibe a un incómodo Villarreal. Es verdad que entre Neymar y Luis Suárez están compensando la falta de Messi, pero el equipo no ha alcanzado su plenitud y es más resultadista que brillante. Lo que tampoco está mal.

No hay que alegrarse de los males ajenos. Es una norma de conducta que nos enseñaban nuestros padres y educadores desde pequeños, pero es inevitable seguir muy de cerca las andanzas de Mourinho en el Chelsea, recordando que el técnico portugués siempre se ha autoproclamado el ‘Number One’. No, no hay que alegrarse de los males que padecen otros, pero es verdad que el personaje en cuestión está recibiendo una lección que merece por su orgullo y prepotencia.

Nadie ha dudado nunca de su categoría como entrenador, porque ahí están sus títulos y la personalidad de los equipos que ha dirigido, incluido el Real Madrid, pero su excesiva exposición pública, su comportamiento altisonante, el alarde continúo de sus teórico valor, lo ponen en una situación difícil cuando su equipo, el Chelsea, anda perdido en su juego y en los resultados. José Mourinho no baja la cabeza, no reconoce que algo de culpa puede tener él, dispara a dar contra la prensa, los árbitros e incluso sus propios jugadores con una escenografía ridícula.

Muchos aficionados madridistas, cuando ven lo que está pasando en el Chelsea, recuerdan la etapa de crispación de Mourinho en el Real Madrid. Y pueden no alegrarse por ver al técnico bajarse de su pedestal, pero seguro que agradecen que aquélla etapa haya quedado en el pasado. Los resultados ahora, en esta nueva etapa primero con Ancelotti y después con Benítez, pueden ser mejores o peores –bueno, han sido mejores sin el portugués- pero al menos hemos ganado en tranquilidad, en deportividad. Sin el portugués por aquí, se habla de futbol sin crispación y, sobre todo, el Real Madrid ha enterrado el hacha de guerra.

A la espera del ‘Clásico’ Real Madrid contra Barcelona se respira un ambiente de tranquilidad en la Liga española, situación muy distinta a la Premier, por ejemplo, por la marcha del Chelsea, el liderato del City, un Manchester United irregular... Aquí los tres grandes están cómodamente en cabeza sin grandes conflictos, salvo que no están jugando bien y que tienen a jugadores importantes lesionados. Es como si estuviésemos viviendo unas jornadas de tregua hasta que cada uno recupera sus mejores alineaciones. Esta próxima jornada, por ejemplo, es cómoda para los tres grandes. El Real Madrid tiene un trámite ante el recién ascendido Las Palmas; Barcelona debe ganar al Getafe y el Atlético, aunque con esfuerzo, tiene que volver con la victoria de la cancha del Deportivo de La Coruña si quiere seguir haciendo grupo en cabeza. Nada importante, salvo las sorpresas que siempre nos ofrece el futbol.

Los ‘lesionados’ pueden ser los protagonistas del ‘Clásico’ que ya se acerca. Mascherano, sancionado con dos partidos, podrá estar en el Bernabéu, pero la clave es Messi, que se recupera con tranquilidad para volver frente a su gran rival. Las noticias dicen que no quiere forzar antes, que no jugará con Argentina en las Eliminatorias mundialistas porque su punto de mira está fijado en el ‘Clásico’. El Barcelona, claro, le esperan con los brazos abiertos y valorarían su decisión. Pero qué casualidad que el Real Madrid está en una situación semejante, en su caso con James. El colombiano lleva 50 días lesionado, está a punto de recibir el alta médica también pensando en el Barcelona, pero pudiera ser convocado por su selección para jugar dos partidos importantes antes Chile y Argentina. Recuerden que volvió lesionado de su último partido con Colombia y podría ocurrir que tuviese que volver y forzar su recuperación. Es el gran problema entre clubes y selecciones. ¿Qué hará James? ¿Qué hará el Real Madrid?  

Messi tiene más peso específico en el Barcelona que James en el Real Madrid, pero en ambos casos pueden ser jugadores clave en el ‘Clásico.

Guarden en la memoria la fecha 21 de noviembre que ya está grabada en la mente de todos los aficionados españoles. Bueno, es una fecha de interés futbolístico universal porque esa tarde el Barcelona visita al Real Madrid, en su primer duelo de la temporada con el debate sobre cuál de los dos equipos tendrá mejor año. La última jornada de la Champions no lo ha aclarado y quién sabe si los próximos partidos aclararán las cosas, sobre todo si tanto Messi como el resto de los lesionados vuelven a las alineaciones.

Pero estos días no se habla de temas deportivos. Un Real Madrid-Barcelona siempre está rodeado de polémica y en este caso el fuego lo ha iniciado la presunta denuncia de un árbitro auxiliar, lo que siempre ha sido juez de línea, afirmando que ha recibido presiones para perjudicar al Barcelona en el caso de ser designado como parte del equipo arbitral del Clásico.

Insinúa a través de su abogado de haber recibido las indicaciones de un dirigente arbitral, a través del posible árbitro principal, pidiéndole que sea él desde la banda quien señale las acciones contra los azulgranas porque serían menos polémicas que si las protagoniza el principal. Un lío que alimenta la polémica. ¿Hay que creérselo? Yo no me lo creo.

Nuestro futbol puede tener zonas oscuras, como en muchos países, pero es difícil imaginar que una autoridad arbitral haga unas indicaciones tan directas contra un equipo. Si ocurriera algo así alguna vez, el procedimiento sería distinto y nunca de una forma tan abierta. Tampoco hay argumentos para pensar en un intento de perjudicar al Barcelona, ni por razones deportivas ni políticas. Quizá la política haya motivado esta denuncia anónima. Aquí puede estar la clave.

La noticia ha corrido como la pólvora por los medios de comunicaciones y hay una lluvia de declaraciones poniendo en duda la veracidad de la denuncia, aunque la policía está investigando lo sucedido por si encuentra indicios. No encontrará nada, pero la polémica rodeará al partido y será una presión añadida a los árbitros encargados de dirigirlos. Si se equivocan en alguna decisión importante, como a veces ocurre, seguirá la polémica... Un Real Madrid-Barcelona, de una u otra forma, es un acontecimiento que supera lo meramente deportivo.

Mientras que llega esa fecha, el Real Madrid de Benítez ha intentado mostrar una imagen más ofensiva en París. A pesar del empate a cero en el marcador, las crónicas hablan de un juego más ambicioso, de una búsqueda más constante del gol... aunque no lo encontrara ni Cristiano Ronaldo. Lean cómo se justifica a un Real al ataque: “El Real Madrid disparó 17 veces, siete más que su rival. De esos lanzamientos, encontró portería en cuatro ocasiones, mientras que el PSG disparó entre los tres palos dos veces más. El Real Madrid botó nueve córners, mientras que los franceses sólo cuatro”. Los que ven al equipo de Benítez defensivos también apuntan el dato que en las jornadas de Champions disputadas ha sido el segundo más rematador con 63 disparos, por los 73 del Bayern Munich.

Pero no sigamos por esta línea que no somos matemáticos. Valgan los datos para observar que el foco está puesto en el nuevo estilo de juego del Real Madrid. Mien-tras presume de ser ofensivo olvida poner en valor que se ha convertido en un muro infranqueable, con Keylor Navas en figura destacada. A ver si resulta que es vergonzoso tener una buena defensa...

Volvamos a la Liga que nos ofrece dos partidos especialmente interesantes: Celta-Real Madrid y Atlético de Madrid-Valencia. No olviden que el Celta comparte liderato con Real y Barcelona, y que está siendo el equipo revelación de la temporada por la calidad de su juego y los resultados que está obteniendo. En el Calderón, el Valencia se pone a prueba y pone a prueba al Atlético. Partido de pronóstico incierto mientras el Barcelona lo tendrá fácil ante el Eibar.