Doble Moral

Tenemos moral cambiante, depende de cuál equipo lo haga para externar una opinión a favor o que sea en contra, condicionada por nuestra afección o repulsión. Filtramos poco con el criterio, nos influye en exceso el estómago y el corazón. Pasa con la polémica de moda por repatriar a algunos jóvenes mexicanos de Europa para la Liga MX.

Cuando América buscó a Teun Wilke, era una joya europea para lustrar en el Nido de Coapa, positivo. Como lo amarró Chivas, ahora el Rebaño le quita a un joven la oportunidad de europeizarse, le roba futuro a Selección Mexicana. Negativo. Depende de a cuál le vas.

Sucede con Tigres, fue con Lainez, Pizzuto y ahora con Marcelo Flores: la crítica es porque a billetazos construyen su futuro propio, al tiempo que frenan el del Tri, quitándole el potencial del desarrollo europeo, le dan en la torre según aquél que no es felino.

Y es que el conjunto de los Tigres ya se han ganado un lugar más amplio en el odio de la afición nacional, que antes se reducía a la mitad del Estado de Nuevo León; crecieron por sus múltiples triunfos, se hicieron relevantes fuera de la burbuja por la envidia de ver cómo pasaron de pelear por no descender a quitarle títulos a los que sí son grandes y populares. Ahora afectan al Tricolor, según sus 'haters'. Repatriar al talento joven del futbol de Europa sólo evidencia un trabajo incompleto en las Fuerzas Básicas, compran lo que no tienen.

Además, poco metemos en el escrutinio público la responsabilidad de los chicos, sus padres y representantes al renunciar al sueño europeo por la oferta monetaria en México; parece que el único culpable es el club, pero quien decide al final es el futbolista y su entorno. No solapemos.

El juicio tendrá que ser negativo si al juvenil lo terminan arrumbando junto a sus grandes y veteranas estrellas, pero si lo consolidan y se vuelve relevante, no importan los colores, habrá que reconocerlos. Sólo al tiempo, no antes.