El cuento de hadas protagonizado por Renata Zarazúa terminó por convertirse en una tragedia griega. La épica abandonó a la heroína mexicana cuando escalaba hacia el Olimpo y terminó por tropezar a unos cuantos metros de la gloria. Su leyenda quedará escrita con letras del oro en el tenis mexicano y de ella dependerá si convierte en anécdota o en cotidianidad su actuación en el Abierto de Acapulco.
La mexicana de 22 años no pudo continuar con su racha ganadora en el Abierto Mexicano de Tenis y sucumbió 6-3 y 6-3 ante la canadiense Leylah Fernández en la Semifinal del torneo azteca, una instancia a la que ninguna mujer mexicana había llegado antes por lo que había acaparado la atención de un país acostumbrado a las desgracias en el deporte blanco.
Ya un día antes, Renata había dado aviso se un eventual desplome, cuando mostró flaqueza al enterarse que jugaría por primera vez en la cancha central del Complejo Mextenis. Y es que nunca antes había jugado el deporte ante tantas personas y había hecho la cancha del Grandstand su zona de confort al estar expuesta a poco más de mil asistentes. Fue así que lo mental terminó por devorarse a Zarazúa, más cuando en plena adversidad, el público silenció.
Cuatro games y cuatro quiebres -dos por bando- se registraron al comienzo de un caótico encuentro. Renata empezó rompiendo el saque de Fernández tras un deuce y así comenzó una primera manga un tanto extraña. Será porque no querían presionar a Renata o por nunca haber tenido a una compatriota contra la pared en un momento álgido, pero el graderío renunció a su tradicional empuje. Fernández consumó seis puntos de quiebre de 10 intentos y concretó el 64 por ciento de efectividad en su primer servicio para aprovechar el desplome de la local.
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Todavía en el octavo game Zarazúa quebró y prolongó un poco más el juego, pero Fernández solo tuvo que hacer un último esfuerzo para despertarla de su sueño más bonito. Ahora, la canadiense se medirá a la británica Heather Watson en busca de convertirse en la vigésima campeona del Puerto.
