Renata Zarazúa destrozó paradigmas, miedos y tabúes. Se convirtió en la primera mujer mexicana en alcanzar las Semifinales del Abierto de Acapulco y la segunda tenista azteca, después de Oliver Fernández en 1993, que alcanza esta instancia en el torneo tras derrotar a Tamara Zidansek en un partido que es a partir de hoy un hito en la historia del deporte blanco nacional.
Zarazúa dio por terminada una racha de 27 años sin que una tenista nacional estuviera presente en la antesala de una Final de algún torneo de WTA después de que Angélica Gavaldón lo hiciera en el Abierto de San Juan en 1993. Renata derrotó por parciales de 6-2, 3-6 y 6-2 en una hora 45 minutos de acción.
Renata estaba en estado de gracia, y le sacó cuanto provecho pudo a su momento. Cada rally parecía una escena de película cuyo guion conocía a la perfección la mexicana, cuyos movimientos meticulosamente ejecutados hacían pensar que sabía hacia dónde se dirigía cada pelota.
“Para ser honesta no tengo palabras para describir esta sensación, creo que estar calmada, tomar cada punto controlando los nervios y gracias a la afición por todo el apoyo”, dijo al término del partido. A Zidansek le pesó el ambiente adverso en el comienzo.
Cada tiempo muerto era aprovechado por la afición presente en el Grand Stand -donde no cabía un solo alfiler-, que entre el Cielito Lindo y gritos de “¡Renata, Renata!”, provocaba un ecosistema idóneo para tocar el corazón de la local e impulsarla a dar esa micra más que se requiere para trascender.
El slide de Renata hizo de sus deficiencias una virtud, pues aunque en ocasiones fallaba en la ejecución, la pelota parecía encaprichada por pintar de verde, blanco y rojo una noche que evocaba al romanticismo.
En el séptimo game, Renata le rompió el saque a la eslovena, en un intercambio que incluyó un drop shot magistral. Fue así que Zarazúa se llevó el primer set ante un público rendido a sus pies.
En el sexto game del segundo set, le quebraron el saque a la tapatía, por lo que se vieron obligadas a disputar un tercer set en busca del boleto a las semifinales. Ya en la tercera manga, los gritos de “¡México, México!”, no cesaban, como tampoco paró Zarazúa en su ambición por hacer historia. Y lo hizo.
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Renata exorcizó todos los demonios que rondaban al deporte blanco nacional y se convirtió en la nueva esperanza que durante tantos años amagó con llegar. Ahora, Zarazúa de 22 años espera a la ganadora del duelo entre Anastasia Potapova y Leila Fernández en busca de prolongar su histórico recorrido en el Puerto.