Dos preseas olímpicas, un título mundial y máxima medallista tricolor en Panamericanos consagraron a Paola Espinosa como la mejor clavadista mexicana de la historia.
Paola tomó hace 15 años una de sus decisiones más importantes: continuar en los saltos ornamentales tras una lesión en la rodilla.
“Recuerdo que me quería ir a mi casa a La Paz, pero mi mamá no quiso. Había perdido un poquito la esperanza de cumplir mi sueño porque estuve en cama un mes.
“Creí que no lograría llegar a esos primeros Juegos Olímpicos, por los que me había salido de mi casa. Me convencieron y decidí regresar a finales de año”, contó Espinosa a RÉCORD.
A tres meses de su debut olímpico, su exentrenador, Francisco Rueda, fue suspendido de la Federación Mexicana de Natación por presunto abuso sexual. El hecho de ir a Atenas 2004 sin su coach fue uno de los momentos más difíciles.
“Hubo un problema ajeno a mí, muy fuerte, donde mucha gente nos dio la espalda; pensaron que éramos parte de, cuando no era cierto. Nos costó mucho trabajo empezar a partir de eso.
“Fue picar piedra otra vez, había albercas a las que no nos dejaban pasar por ese problema, estábamos en Monterrey, tuvimos que cambiarnos otra vez a la Ciudad de México. Fue difícil ese proceso”, reconoció la clavadista de 30 años de edad.
Posteriormente, superó la ‘amenaza’ de perder a su entonces entrenadora, Ma Jin, si no conseguía el pase para Beijing 2008.
“La desesperación de no saber si iba a superar el tema de ‘si tienes ese lugar se queda tu entrenadora’. Ese fue el obstáculo más difícil”, recordó Paola, quien pensó en el retiro.
“Se ponía más difícil el camino, pero al final eso me hizo más fuerte, me hizo pensar realmente en mi sueño, mi objetivo y luchar más fuerte para alcanzarlo”.