Decenas de miles de marroquíes jubilosos dieron la bienvenida a su selección nacional de futbol, que rebasó los pronósticos más optimistas y se ubicó en el cuarto lugar del Mundial en Qatar.
Los aficionados llenaron las plazas, avenidas y calles, tanto en Rabat como en los alrededores. Encendieron bengalas, agitaron banderas, bailaron al ritmo de los tambores y ovacionaron el paso del autobús descubierto que transportó el martes al equipo por la capital, escoltado por la policía.
Sonrientes, los jugadores y el entrenador Walid Rangragui, saludaron a la multitud y le lanzaron besos. Otros se tomaron selfies, con la muchedumbre y las palmeras de fondo.
En algunos puntos de la ruta, las multitudes se desbordaron de las aceras, para invadir la autopista de cuatro carriles por la que se desplazaba el autobús frenando su avance hacia el palacio real, donde esperaba el rey Mohamed VI para recibir a los seleccionados y “celebrar su gran logro histórico”.
Los Leones del Atlas se convirtieron en la primera selección africana o árabe en llegar a las semifinales de una Copa del Mundo. El equipo marroquí hizo historia y protagonizó una de las gestas más inspiradoras durante el primer Mundial organizado por una nación árabe.
Marruecos derrotó a Bélgica, España y Portugal, países europeos otrora colonialistas, antes de caer ante Francia en las semifinales. La actuación sin precedente les ganó a los jugadores una bienvenida digna de héroes.
Marruecos finalizó en el cuarto sitio de la competición luego de caer por 2-1 ante Croacia en el duelo por el tercer puesto, el sábado. Aun así, el papel desempeñado superó las expectativas de la mayoría de los marroquíes.