Una calentadita nada más fue lo que los Diablos Rojos del México le propinaron a los Tigres de Quintana Roo en el primer juego de la Guerra de Guerras disputada en el estadio Alfredo Harp Helú. La Pandilla Escarlata aprovechó al máximo el día extra de descanso y agarró a batazos a sus acérrimos rivales ante el júbilo de su afición quienes no pararon de celebrar carrera tras carrera. La pizarra final marcó un 18-2 a favor de los capitalinos.
Pese a que la noche en el oriente de la Ciudad de México fue fría, los Tigres pueden haber presumido que se fueron a dormir calientitos tras un festín de la ofensiva de los Diablos que saltó encendida al diamante de fuego. El rostro que plantó el equipo de Adán Muñoz fue atípico para una organziación de la grandeza de los felinos, irreconocibles lucieron en la ciudad que alguna vez fue su hogar.
“¡Ya estuvo, ya estuvo!”, “¡Si están sufriendo sacrifíquenlos!”, gritaba la aficíón escarlata llena de felicidad de pasarle por encima a sus enemigos naturales. Las sonrisas, los aplausos y el ambiente no paró en todo momento. Los Diablos respondieron el apoyo de una afición que decidió asistir al estadio AHH a apoyar de manera incondicional.
Toda la novena titular de los Escarlatas conectó al menos un imparables, excepto por Ricardo Valenzuela el tercera base de los capitalinos quien se fue sin hit en una noche llena de batazos. Incluso los bateadores emergentes Daniel Jiménez (CF) y Eduardo Revilla (C) consiguieron unirse a la estadística, lo que confirmó el dominio sobre el pitcheo de los Tigres.
Arturo López fue el serpentinero que se adjudicó la victoria en la lomita. El veterano lanzador de los Diablos se apuntó siete entradas de labor en donde solo permitió tres imparables y poncho a siete peloteros felinos. Gracias a la labor de López, los escarlatas se mantienen como líderes en la Zona Sur.