Con una detallada labor en los aspectos gráficos, Ori and the Blind Forest: Definitive Edition, traslada lo mejor del cine de animación a la consola, ofreciendo una experiencia visual de otro nivel.
La música, la estética y la trama se fusionan a cada momento, desde un perfectamente demarcado prólogo, hasta el momento de afrontar todo escenario.
La aventura no conoce fin en cada travesía de Ori, una especie de guardia espiritual que protagoniza una historia conmovedora desde el comienzo, y que de inmediato involucra con el control en las manos.
Cada trazo asemeja el cine de Hayao Miyazaki, un afamado director japonés con distintas cintas de culto, y justo así podría definirse a este título, multipremiado desde su primera edición.
Las raíces fílmicas de Ori and the Blind Forest, mejorado en su versión final (Exclusiva para Xbox One), se afianzan con los distintos clips integrados a lo largo de toda una historia que incluso ha sido editada por aficionados como si se tratara de un largometraje.
En aspectos técnicos, se le podría definir como un juego de plataformas en segunda dimensión; sin embargo, la experiencia de juego va más allá de los múltiples niveles de dificultad.
Con un bien realizado trabajo sonoro, la casi imperceptible ausencia de diálogos, y los distintos retos que representa cada nivel, podemos entender a la más reciente entrega de Ori como una encantadora aventura que jamás defrauda.