El futbol mexicano vivió este domingo un capítulo doloroso, triste y que nos debe hacer reflexionar varias cosas. La noche de este domingo personas fueron víctimas de la violencia, la violencia relacionada al futbol.
En dos décadas de dedicarme a reportear en el futbol, he visto como la violencia creció en el futbol mexicano hasta volverse incontrolable, sin que nadie haya tenido la intención de poder controlarla.
La muerte de Marlene Gallegos debe de servir para que realmente la Federación Mexicana de Futbol, la Liga MX y cada uno de los equipos que integran estos entes le entren sin tabúes, directo, con la firme intención de bajar los índices de violencia en este espectáculo cada ocho días.
Desde las oficinas primero, de la Calle de Colima 373 en la Colonia Roma y ahora desde las fastuosas instalaciones en Toluca, durante estos años hay una contaste del ente y sus ejecutivos que rigen el futbol mexicano: voltear a otro lado, ofenderse cuando desde el periodismo se aborda la violencia en este deporte y muchas de las veces apostar al olvido de hechos como los del domingo en Torreón o en Querétaro hace casi ya tres años.
Y el olvido alcanzó otras tragedias que alertaron el momento tan grave que vive el futbol mexicano desde hace décadas.
El 8 de enero de 2012 un aficionado del América, de tan sólo 16 años, falleció tras ser apuñalado en una trifulca entre barristas del equipo capitalino y Gallos, en la autopista México-Querétaro. Cristian Bringas murió a causa de heridas punzocortantes y como hoy, las frases de preocupación surgieron y el clásico “se investigará a fondo”.
Meses después en Irapuato el 15 de septiembre del mismo año, Efrén Gutiérrez, de 57 años, realizaba sus labores de velador, en un estacionamiento que se construía al lado del estadio Sergio León Chávez, donde se disputaba el Clásico entre Irapuato y Celaya. La violencia que inició al interior del inmueble se extendió afuera y justo ahí Efrén fue agredido con bloques de concreto para quedar gravemente herido, el velador estuvo once días hospitalizado y trágicamente murió.
En aquel momento, Decio de María Serrano, presidente de la Liga MX y Ascenso MX, declaró que Efrén se había caído producto de los efectos del alcohol, buscando escaquear al futbol mexicano de su responsabilidad.
Desde mayo del año pasado la estructura del futbol mexicano sufrió fuertes cambios con la llegada de Juan Carlos Rodríguez como “Comisionado Presidente” de la FMF, un cargo inédito y según se dijo con toda la autonomía para poder tomar decisiones en pro del progreso del futbol mexicano.
El 25 de julio de 2022, Rodríguez dio a conocer el proyecto general de la nueva estructura de la FMF, en aquel momento enlistó 12 pilares entre los que incluyó a la “experiencia del aficionado” como punto nueve, justo ahí es donde se debe ponderar un año después si se están haciendo la cosas bien.
Anhelo que Juan Carlos Rodríguez ponga esa vehemencia que puso cuando tocó despedir a Diego Cocca y Ares de Parga tras el fracaso de la Selección, esa pasión y golpe de autoridad que puso sobre la mesa se necesita ahora más que nunca del Comisionado para encontrar los caminos y puentes y trabajar en ese sentido para erradicar la violencia, si realmente Juan Carlos Rodríguez quiere pasar a la historia como el hombre que cambió el rumbo del futbol mexicano tiene que primero reconocer que la violencia existe en el futbol mexicano y pongo un ejemplo una persona para aceptar que padece de alcoholismo el primer paso es aceptarlo, justo ahí debe de empezar el punto de partido, sé que una mesa de consejeros de Jaime Lozano es más mediática que una mesa con expertos en seguridad para poder edificar los cimientos para combatir esta asunto tan grave.
Mikel Arriola tiene que dejar a un lado todos los números que maneja, crecimiento de las audiencias, aforos, números y más números para concentrarse y aprovechar todo el bagaje político que tiene y acercarse con las autoridades de los distintos niveles y crear una ley antiviolencia del deporte mexicano en general, ese puede ser su gran legado.
De igual forma, Ivar Sisniega tiene que tomar decisiones como presidente de la FMF, está bien que quiere formar evos futbolista, pero no puede soslayar el momento por el que atraviesa el futbol mexicano.
Este terrible suceso solamente demuestra la fragilidad y la exposición a la que uno se somete al acudir a un estadio de futbol. Durante los últimos meses hemos sido testigos de constantes capítulos de violencia en diferentes estadios alrededor de la República, y hoy lamentamos de manera trágica lo que pasó en Coahuila. El futbol mexicano, como un ente organizador de todos estos partidos, no puede hacer como que nada sucedió y simplemente dejarlo a las autoridades. No puede ni siquiera insinuar que no va a haber un tipo de persecución para estos criminales que invaden al futbol mexicano. El futbol es familiar, el futbol es para todos, el fútbol es un juego y nada más que eso. Los estadios deben llenarse de niños, de familias, de gritos de gol y felicidad; no hay espacio para la violencia ni para la sangre.
La Liga MX no es un juez, pero sin duda alguna la utilización del Fan ID debe ser un poderoso recurso para la búsqueda de la justicia. Qué pesar que no es la primera vez que hablamos de violencia de esta magnitud en el fútbol mexicano, y ojalá este doloroso caso simplemente nos puede ayudar a que tengamos una mejor sociedad, una vida más segura.
Ahora, el producto futbolístico que tanto quieren lograr en la Federación Mexicana de Futbol, y en la Liga MX se va a ver muy afectado. Las familias con los testimonios de lo que ha pasado en Querétaro, en Tijuana, en Torreón y en otras plazas del futbol mexicano, simple y sencillamente van a alejarse de los estadios. Los padres de familia no van a querer arriesgar a sus hijos a llevarlos un partido de futbol, por culpa de unos inadaptados e imbéciles. El Futbol se ha manchado una vez más. Que trágico es que termine una jornada de la Liga MX, y tengamos que hablar de cómo la violencia vuelve a imperar. De cómo podemos ser víctimas, cualquiera de nosotros de los que vayamos un estadio por culpa de un tercero que no tiene la capacidad de identificar que el futbol es simplemente un juego.
Qué pena y qué malestar para todos los que formamos parte de esta industria. El cómo se ha desvirtuado el fin de este deporte: el entretenimiento, la celebración, la largaría y la familia.
Hay una misión muy clara en los gobiernos de todas las plazas de futbol mexicano, y también una misión muy muy clara para Mikel Arreola y para Juan Carlos Rodríguez, la paz tiene que regresar a nuestro futbol.
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