QATAR DEVELA REALIDADES
La Copa del Mundo de Qatar ha mostrado las realidades de cada país participante. Los diferentes proyectos, estructuras, formas y manera de trabajar en las respectivas ligas. El mundial de Qatar ha puesto a cada una de las selecciones en su lugar y les ha enseñado con ejemplos puntuales y simples que con regularidad se puede competir, y que en estas vitrinas no juega lo anímico, sino la calidad individual y grupal.
El futbol en Qatar y los resultados que se han dado han abierto una brecha enorme con las selecciones de primera línea, que llegan a competir y pelear por la copa, de las que animan y siempre están, de las sorpresivas que por una ocasión aparecen para deleitar y animar.
En el caso especifico de México, como es sabido y señalado hasta el cansancio, el fracaso que se ha obtenido no es más que el resultado de un cúmulo de acciones que vienen desde los escritorios de la liga, los dueños de los equipos, y las sillas principales en Federación Mexicana de Futbol, que han puesto a la vista de todos la manera tan errónea que se compite, el torneo tan mediocre que se juega, con un sistema de competencia que no ayuda a crecer y que genera estancamiento, la marcada deficiencia de los jugadores mexicanos a la hora de competir y de intentar pelear con los mejores futbolistas del mundo.
Un futbol mexicano que como producto está arcaico y como deporte obsoleto, además de poco espectacular y atractivo.
Lo sucedido con Marruecos en comparación con México, no es más que la escena contraria de cada selección, mientras que los semifinalistas del actual Mundial decidieron cambiar, invertir en academias, buscar talentos, seminarios, crear una estructura base de talento para de ahí generar una selección competitiva y un futbol basado en sus cualidades, de este lado, el dinero es el tema de siempre, ganancias, inversión, decisiones tomadas por las televisoras, dueños cupulado para el beneficio personal, intentando que el futbol mexicano que presumen del país sea y se pase de mano en mano en tres o cuatro personas.
De igual manera quedó exhibida la zona en la que se compite, como la zona más débil y con menor crecimiento futbolístico en el mundo. Concacaf presume dinero, infraestructura en especial por los estadios e instalaciones de Estados Unidos, sin embargo, la calidad de sus futbolistas cada vez es menos sobresaliente y atractiva para los mercados europeos. Una liga mexicana con un submercado para jugadores que sólo ellos creen y pagar a futbolistas de 10 millones de dólares y que en el Viejo Continente ni su nombre se saben.
Realidades que duelen y que lejos de llevarlas como estigmas, tienen la obligación de corregirlas y superarlas para su bienestar social y económico, un doloroso descalabro que terminará por poner a cada uno en su lugar, por más que la pugna por el control de todo esté más hambrienta que en ningún otro momento.
DOHA, UNA SORPRESA
Qatar también nos enseñó otra manera de vida, otra manera en que se mira al mundo y la manera hospitalaria en las que conviven, fuera de su sistema de justicia y su rigor social, con el que creen entender la convivencia con el mundo, estrictamente la Copa del Mundo. En un mes y en el día a día el andar fue largo, jornadas eternas de trabajo con pocas horas de luz y mínimo espacio para el esparcimiento, una buena comida, o un buen descanso, sin embargo, al que llamo el último gran Mundial por el número de participantes y sistema de competencia, nos enseñó, al menos a un servidor, que tengo que reconocer que desconocía, la pasión por el triunfo, la pasión por la pelota con la que conviven los africanos, asiáticos, el mismo Medio Oriente, aficiones como la de Arabia, que revolucionó su momento con el: ¿Where is Messi?, la pasión con la que viven y disfrutan el futbol como los momentos más emblemáticos del Mundial, la imagen que nunca se olvidará el festejo de Messi al técnico de Países Bajos, las largas caminatas para acudir al estadio y el buen uso de las vías de comunicación para una mejor convivencia.
Tengo que reconocer que la sede mundialista nos sorprendió o al menos me sorprendió, y no por los claroscuros de la ciudad o el acelerador de los motores de ocho válvulas, o los grandes autos de millones de dólares, los cerca de 200 centros comerciales que existen o la manera en que las mujeres mantienen una vida de opulencia, bolsos caros, joyería de diseñador, zapatos de más de dos mil dólares ocultos en una burka y un hiyab.
Pero además, la concordia con la que llevaron la Copa del Mundo, con la que resolvieron los diferentes problemas y se inventaron una nueva manera de vivir el futbol para ellos con el resto del mundo. Recuerdo que hace cuatro años el comité organizador estaba más preocupado por la cara que darían al mundo que por resolver los temas mundialistas, hoy encontraron una manera de control en una tarjeta digital (Hayya Card) que vigila y que regula a cada participante del Mundial, un mundo árabe que abrió sus puertas, mucho o poco, eso es otra cosa, pero que a más de uno dejó satisfecho, y que seguramente, volverán a buscar los reflectores mundiales.
Una Copa del Mundo que se extingue y que nos ha dejado una Final emocionante y que todos tenían en la cabeza: Argentina vs Francia, Mbappé vs Messi, el pasado y futuro del futbol mundial, y que como espectador aplaudimos, un Mundial diferente en todo aspecto, que ha dejado satisfecho a más de uno.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: ¿A QUÉ HORA Y DÓNDE VER LA FINAL DE QATAR 2022?