A sus 15 años de edad, Alejandra Orozco no dimensionó la hazaña que había logrado al convertirse en subcampeona olímpica de clavados en Londres 2012.
“Recuerdo que cuando regresé de Juegos Olímpicos a la secundaria lo veía como muy normal, decía no pasa nada, tengo una competencia en un mes, tengo que hacer un nuevo clavado, tengo que competir en otro lado no me caía el 20. Después que empecé a tener todos los cambios de adolescente tanto físicos como mentales y cargando ese resultado, nuevos objetivos y compromisos hacia mí misma, sí me costó.
"Me visualizaba mucho como la niña de 15 años que ganó Juegos Olímpicos y creo que también fue una imagen con la que también muchas personas se quedaron de mí, no lo podía evitar, si por mí fuera paraba el tiempo en ese momento y me quedaba como la niña de 15 años y yo hubiera sido la más feliz, pero es algo que no puedo evitar y me costó trabajo entenderlo. Fue una transición en la que me tuve que adaptar, me tuve que dar cuenta de que el tiempo no se puede hacer para atrás, pero que puedo ser una nueva Ale, una mejor Ale que puede agarrar herramientas de esa madurez también”, platicó Orozco.
Si bien durante su carrera Ale ha pensado en tirar la toalla, la tapatía no ha dejado de entrenar un solo día.
“No hubo un momento que parara, más allá de las dudas, de esos momentos de incertidumbre o de querer tirar la toalla no paro de entrenar. Me considero un atleta que soy más trabajo que talento, entonces creo que también eso me ha dado un fruto, me ha dado un camino, llego a mis terceros Juegos Olímpicos muy distinta, me di cuenta también que no llego sola”.