En cuanto Peyton Manning colgó las hombreras y el casco, Aaron Rodgers levantó la mano para tomar el puesto de rival directo de Tom Brady. Durante años, la discusión de quién era el mejor #12 de la NFL se centró en el talento del ahora mariscal de los Jets y obviaba los triunfos del G.O.A.T.
Pero ya sin TB12 en la competencia, A-Rod es más libre. Además, su espíritu ha renacido con el cambio de aires, de Green Bay a Nueva York. Sin embargo, sacarse a Brady y sus logros no es algo tan fácil, por lo que el veterano quarterback de 39 años se fija una meta similar: ganar con otro equipo en la recta final de su carrera profesional.
Sin dar un estimado de cuánto tiempo le queda aún sobre el césped, Aaron sabe que puede entregarle mucho a los Jets, como Tom lo hizo con Buccaneers, para después cederle la estafeta a su compañero en el conjunto neoyorquino, el joven Zach Wilson.
"Creo que vamos a ser competitivos aquí durante mucho tiempo. Me gustaría poder jugar unos buenos años en los Jets y luego devolverle el puesto a Zach y dejarlo ir por los próximos 15 años. Sería una racha realmente especial de 18 a 20 temporadas de gran nivel de mariscal de campo", dijo a CBS.
Rodgers llega a los Jets con un palmarés de Salón de la Fama: una vez monarca del Super Bowl, cuatro veces Jugador Más Valioso de la Liga y líder en varias campañas de yardas por pase y espirales de anotación.
El primer reto que tendrá será devolverle la memoria ganadora a los neoyorquinos, aunque el inicio será duro ante los Bills en la Semana 1.