Pasan los partidos y Pumas sigue sin tener capacidad para ganar de visita y para revertir situaciones adversas, pues la garra y contundencia que han mostrado de local los abandona cada que salen de CU y ayer en Aguascalientes no fue la excepción. Perdieron 3-1 y para que doliera más, fue 'cortesía' del entrenador que hasta hace no mucho le reencontró a Universidad con su mística y hoy dirige a Necaxa: Andrés Lillini, quien ganó apenas su segundo partido del torneo.
Pese a que es notorio el cariño entre los jugadores de Pumas y Lillini, todo quedó de lado con el silbatazo inicial, pues tanto Universidad como Necaxa estaban habidos puntos.
Sin embargo, Rafael Puente debió considerar que el plantel que hoy dirige Lillini lo conoce como la palma de su mano. Y sí, fue el argentino quien pegó primero.
Bastaron dos minutos de juego para que por medio de un cabezazo, Edgar Méndez abriera el marcador, y cuando Pumas aún no asimilaba el gol, el español tomó la pelota nuevamente y solo, sin marca disparó anotando el segundo tanto rojiblanco.
Pero parte de lo que reavivó el espíritu universitario fue el joven Pablo Monroy, lateral derecho, quien debutó con Pumas y en los primeros 45 minutos del partido terminó mostrando y haciendo más que los futbolistas que Puente había probado ahí, incluso el canterano rápido, descarado, fue quien le puso la pelota a Nicolás Freire para el gol felino.
A partir de entonces, sí Pumas ya con Eduardo Salvio en la cancha llegó, atacó, estuvo acechando el área hidrocálida, pero no concretó nada.
Contrario a Necaxa, que pese a ir ganando y llegar cada vez menos, se dio tiempo de que Agustín Oliveros fuera el autor del tercer gol con el que los Rayos sumaron tres puntos y evidenciaron a unos Pumas que no encontraron cómo arreglar la situación, en la que además se volvieron a quedar con un hombre menos por la expulsión de César Huerta.
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