La crónica de una muerte anunciada, fue la que Cruz Azul tuvo en el TSM ante el líder Santos que los derrotó 3-1.
Había pocas esperanzas, pero en el silbatazo inicial eran 11 contra 11 y un cuadro no antes visto en los celestes buscaría ponerle freno a los Guerreros que se mantuvieron firmes durante este torneo.
Transcurridos los primeros 30 minutos, los de casa presionaban en el arco de Jesús Corona y una de las carencias de La Máquina quedó exhibida en una jugada en la que la defensa no supo controlar ni evitar el paso del esférico y en el rebote le quedó a Gerardo Arteaga que fuera del área abrió el marcador.
Y apenas a los dos minutos, cuando intentaba Cruz Azul reacomodarse, Brian Lozano marcó el segundo de la noche y ahí puso la estocada de una muerte anunciada.
Para la segunda parte, no se veía como los Celestes le encontrarían el modo al superlíder, pero intentaron utilizar su arma secreta, de tiro libre hizo el descuento Igor Lichnovsky y entonces una luz aparecía.
No fue suficiente y el equipo de Siboldi no encontró la sintonía para lograr el cometido. Incluso, con la cara caída, los ánimos abajo y ya con poca ilusión, Jesús Corona fue presa de la presión, en la que una falla le permitió a Octavio Rivero hacer el tercer gol de la noche.