Son muchas las memorias al escuchar un duelo entre Pumas y América. La historia remite a un despliegue de buen futbol, goles, hostilidad y una gran rivalidad que se gestó desde los años 80.
Las Finales de las temporadas 1984-85 y de 1987-88, en las que las Águilas le arrebataron la corona al equipo auriazul, ha trascendido por generaciones. Estos duelos han alimentado la rivalidad y, con el paso de los años, los aficionados de ambos equipos han tomado este enfrentamiento con un sabor especial.
La revancha de Pumas llegó un par de años después, en la temporada 1990-91. Es considerada como un momento épico gracias al histórico ‘Tucazo’, denominado así por el disparo potente de Ricardo Ferretti que significó el título de los felinos, que sólo necesitaban una anotación para coronarse en el Olímpico.
Hay personajes que también provocaron que esta rivalidad deportiva fuera en ascenso. Uno de ellos fue Enrique Borja. El entonces ídolo de Pumas pasó a las filas de la escuadra azulcrema en 1969, acción que provocó el descontento del delantero y no dudó en mostrarlo públicamente: “Yo no soy un costal de papas. Me vendieron como carne humana. Yo no me quiero ir de Pumas ni por dinero ni por nada”.
Pero con el paso de los años, Borja terminó por consagrarse como uno de los jugadores legendarios del conjunto azulcrema, al ganar cinco títulos y tres cetros de goleo.
No sólo las anotaciones y los triunfos son los recuerdos en ambas aficiones, también los festejos han generado hostilidad entre ambos en el terreno de juego; tal y como sucedió en el Clausura 2007, cuando Germán Villa anotó y le festejó de manera burlona a la tribuna del cuadro auriazul emulando el tradicional ‘Goya’, acción que generó críticas y abucheos de la afición felina.
Esta enemistad es generada desde las canteras de ambos equipos. Los juveniles crecen y juegan con el entendido que ante Pumas y América no se puede perder. Incluso, con el paso del tiempo, este duelo entre felinos y Águilas se juega con mayor rudeza e intensidad que el Clásico Nacional ante Chivas.