Arturo Brizio reveló el nombre del futbolista con el que nunca pudo mantener una relación cordial y recordó, según sus palabras, la vez que tuvo más miedo al salir de un partido, el anécdota lo compartió en entrevista con Enrique y Tanya Burak para el canal de YouTube 'Con B de Burak'.
"No había un calentamiento como tal, es como la escuela, vas aprendiedo a manejar emociones, a manejar frustraciones, a manejar una histeria colectiva porque al final son 22 que quieren ganar. El juego del futbol es competitivo por naturaleza, quiere ganar al precio que sea. El fan, juega de fan, quiere que su equipo gane y si se necesitan 20 penales pues que nos marque el arbitro 20 penales, entonces, eso lo aprendes a manejar.
"Ahora hay jugadores más difíciles que otros, hay jugadores con los que de pronto un diálogo, o una palabra, o de un partido a otro ya limaste asperezas, y hay jugadores con los que no, nunca se pudo.
"En ese sentido el tema paradigmático, emblemático fue David Ángel Comizzo, un jugador con el que nunca pudimos establecer una relación de cordialidad, y bueno, el día que el debuta con Tigres lo expulso. El partido aquel famoso de León-Cruz Azul, la Final, pues el comete el penal y yo marco el penal, después no lo expulso porque no veo la jugada, en fin, pero toda la relación fue un 'no'".
Brizio regresó al invierno de 1997, año en que La Máquina firmó su octava estrella ante León luego del penal provocado por el argentino David Ángel Comizzo.
"Cuando viene la jugada del penal, yo no veo la posterior patada de Comizzo que le abre a Carlos (Hermosillo), yo creo que nadie la vio, porque un compañero de Carlos que hubiera visto eso, pues se le va encima a Comizzo (...) algo dijo David (Comizzo), en el sentido de que por mí culpa ya habían perdido y yo le contesté, pues falta que lo metan y me dijo: 'sí, lo voy a atajar', y se pegaba en el pecho y dije: 'bueno, lo va a atajar señores, ya váyanse para allá', y pues no lo atajó y la salida al vestidor fue complicada.
"La salida del estadio fue muy, muy difícil porque la caseta de Léon es un vestidorcito que no tiene la puerta más que para allá, no hay escapatoria posible, no hay salida de emergencia y la gente estaba muy enojada porque no habían visto realmente lo que nosotros vimos (...) entonces nos dieron la protección, en fin, salimos ya de noche, avanzada la noche porque el vuelo salía a las 10 pm, y yo decía: 'a nadie les conviene que nos quedemos aquí los árbitros'.
"Nos sacaron por la cancha vestidos con chamarras de León, se llevaron las maletas para otro lado, a mi gente la metieron en una camioneta, a mí solito en otra y tienes que confiar (...) pero la verdad fue un evento complicado. Yo he comentado que es la única vez en mi vida en la que en verdad llegué a sentir miedo, no en el momento, después en el vestuario, porque decías 'aquí dependemos de tres o cuatro o diez o veinte personas que realmente quieran hacer su trabajo, porque si nos dejan a merced de la gente algo va a pasar".