Torturas, golpes, ofensas y arrestos son el infierno que viven todos aquellos que pertenecen a la comunidad LGBTTTI en Chechenia, territorio perteneciente a Rusia.
Desde hace años, se abrieron ‘campos de concentración’, donde tratan de ‘curar’ a las personas homosexuales donde se estima que han muerto unas 100 personas por pertenecer a minorías sexuales.
De las 85 regiones que componen la Federación Rusa, Chechenia está gobernado por Ramzan Kadyrov, un discípulo de Vladimir Putin, quien insiste que “en su territorio no hay gays” basado en su política de detención y tortura.
Pero siempre hay alguien dispuesto a ayudar y, en este caso, se trata de diversas organizaciones civiles que liberan a quienes se encuentran dentro de estos campos de ‘sanación’.
Un ejemplo es el Centro LGBTQ, una organización pequeña que coordina el trabajo de otras organizaciones aun más pequeñas que trazan una red secreta para rescatar a minorías sexuales en peligro.
Y es que dentro de ellos, las víctimas son sometidas a tratamientos autoritarios basados en el Islam; además de extorsiones y abusos sexuales, según testimonios de hombres y mujeres que han logrado salir con vida de los campos de concentración.
Quienes logran ser salvados son atendidos por especialistas para superar el trauma y llevados a sitios alejados de Chechenia, para mantenerlos a salvo; lo que significa alejarse de sus familias, y todo esto, sólo por sus preferencias sexuales.
