El expresidente Donald Trump anunció el martes su tercera campaña por la Casa Blanca, apenas una semana después del decepcionante resultado de los republicanos en las elecciones de medio periodo, lo que obliga nuevamente al partido a decidir si apoyará a un candidato cuya negativa a aceptar la derrota en 2020 provocó una insurrección y puso a la democracia estadounidense al borde del abismo.
“A fin de hacer a Estados Unidos grande y glorioso de nuevo, estoy anunciando esta noche mi candidatura a la presidencia de Estados Unidos”, dijo Trump ante una audiencia de varios cientos de simpatizantes y prensa reunida en un salón de baile con candelabros en su club Mar-a-Lago, donde estaba flanqueado por más de 30 banderas estadounidenses y pancartas en las que se leía su lema: ”¡Hagamos grande a Estados Unidos otra vez!"
“El regreso de Estados Unidos comienza en este preciso momento”, dijo Trump, marcando formalmente el inicio de las elecciones internas republicanas con vistas al 2024.
Otra campaña presidencial constituye una vuelta notable para un exmandatario y mucho más para uno que pasó a la historia como el primero sometido dos veces a juicio político y cuyo periodo terminó con un violento y cruento asalto de sus seguidores al Capitolio en un intento para impedir una transición pacífica del poder el 6 de enero de 2021.
Trump se incrusta en una contienda en momentos de profunda vulnerabilidad política. Tenía previsto lanzar su campaña tras las elecciones de mitad de mandato, que esperaba estuvieran llenas de victorias de candidatos que él mismo encumbró durante las primarias de este año. En cambio, muchos de esos candidatos perdieron, lo que permitió a los demócratas quedarse con el control del Senado y dejó al Partido Republicano en camino hacia una escasa mayoría en la Cámara de Representantes.
“Me postulo porque creo que el mundo aún no ha podido ver la verdadera gloria de lo que esta nación puede ser”, subrayó.
“Nuevamente pondremos primero a Estados Unidos”, añadió.
Lejos de ser el líder indiscutible del partido, Trump se enfrenta ahora a las críticas de algunos de sus propios aliados, que dicen que es hora de que los republicanos miren hacia el futuro, siendo el gobernador de Florida, Ron DeSantis, uno de los aspirantes favoritos de su partido a la Casa Blanca.
El exmandatario sigue siendo popular entre la base de simpatizantes del Partido Republicano. Pero otros republicanos, como el exvicepresidente Mike Pence, están dando pasos hacia lanzar sus propias campañas, elevando la posibilidad de que Trump tenga que navegar a través de unas primarias republicanas sumamente competitivas.
Trump anuncia su campaña en medio de una serie de investigaciones penales cada vez más intensas, incluyendo varias que podrían resultar en cargos formales. Entre ellas está una pesquisa sobre decenas de documentos con sellos de confidencialidad que fueron incautados por el FBI de Mar-a-Lago, así como investigaciones estatales y federales en marcha sobre sus intentos de revertir los resultados de los comicios presidenciales de 2020.
Una nueva campaña es algo notable para cualquier expresidente, no se diga uno que hizo historia al enfrentar dos juicios políticos y cuyo mandato terminó con sus simpatizantes irrumpiendo violentamente en el Capitolio federal en un intento de impedir la transición pacífica de poderes el 6 de enero de 2021.
Pero según algunos allegados, Trump ha estado ansioso por regresar a la política e intentar detener el ascenso de otros posibles adversarios. Sus colaboradores han pasado los últimos meses preparando los documentos, identificando a posibles integrantes de su personal y trazando los contornos de una campaña similar a su operación de 2016, en la que un pequeño grupo de colaboradores que se reunían entre mitines en el avión privado del empresario rompió todos los pronósticos y derrotó a rivales más experimentados y mejor financiados al explotar las profundas divisiones políticas y valiéndose de declaraciones impactantes para atraer la atención de los medios de comunicación.