El futbol está a un paso de vivir uno de sus episodios más vibrantes en los últimos tiempos; en Milán, epicentro de las emociones, se respira la magia desde mucho antes de que ruede el balón, incluido el momento en que los equipos partieron.
Poco después del medio día, tanto Real Madrid como Atlético emprendieron la salida hacia el estadio de San Siro; el afecto de los aficionados fue expresado de todas maneras posibles en el camino a seguir, y la inyección de ánimo también llegó para las oncenas.
Los de Simeone se trasladaron con bastante calma, como apreciando cada uno de los detalles que su afición tenía con ellos; esa misma ilusión fue reflejada cuando los futbolistas desalojaron el autobús para adentrarse en el inmueble.
El Real Madrid, fiel a su costumbre, fue hermético en muchos sentidos, perseguido en el autobús por algunos aficionados y siempre con cautela, con el mismo temple que sus elementos mostraron al internarse por los túneles del también conocido como Giuseppe Meazza.