Vecinos de Buenos Aires celebraron el cumpleaños 58 de Diego Maradona con la inauguración el miércoles de la primera estatua de bronce en su honor, y que recrea el momento en que el Diez ejecutó el célebre segundo gol a Inglaterra en el Mundial de México 1986.
El exastro cumple años el 30 de octubre, pero por malas condiciones climáticas se postergó el evento para un día después en el barrio de La Paternal y a pocas cuadras del estadio de Argentinos Juniors, donde Maradona debutó como jugador profesional en 1976.
“Las esculturas generalmente se las hacen a los muertos, y Diego está vivo. El homenaje hay que hacerlo cuando uno vive y que sepa que el barrio siempre lo va a recordar”, dijo Alberto Pérez, director de la comisión de estudios históricos de La Paternal, promotora de la obra artística.
La estatua de bronce de Maradona con la casaca de la selección argentina mide unos 2,8 metros de altura y fue emplazada en la terraza de una casa que pertenece a la comisión vecinal. A las espaldas de la obra emerge un mural pintado en la medianera de un edificio aledaño con el Diez vistiendo la camiseta roja de Argentinos Juniors.
“La inspiración de esta obra es el gol que gritamos todos los argentinos”, explicó el escultor Jorge Martínez, en referencia al segundo tanto de Maradona ante los ingleses en el triunfo 2-1 en el Mundial de México, que luego ganaría la Albiceleste. Fue elegido el mejor gol del siglo XX en una votación de FIFA.
“Eso marcó un hito en la historia del fútbol argentino”, opinó el artista, quien se inspiró en distintas secuencias fotográficas de aquel acontecimiento que para los argentinos excedió lo deportivo ya que se tomó como una revancha de la derrota ante Gran Bretaña en la guerra de 1982 por las islas Malvinas.
Esta es la primera estatua de Maradona inaugurada en Buenos Aires y según los vecinos que impulsaron la obra también es la primera de toda América.
Maradona no estuvo presente debido a sus compromisos como entrenador del Dorados de Sinaloa de la segunda división de México.
“Hace años que lo persigo para sacarme una fotografía. De chiquito (pequeño) tenía un autógrafo, pero lo perdí. Se lo pido a la estatua, capaz se mueve y me lo firma”, comentó entre risas Marcelo Quiroga, un fanático de Maradona vestido con una camiseta de Argentina y el número diez en la espalda.
La obra fue declarada de interés cultural por la legislatura de la ciudad de Buenos Aires.