No importa si se tienen 14 triunfos en una sola temporada, un quarterback que escribe su propia historia de redención o un entrenador en jefe que ha demostrado que es capaz de cambiarle el rostro a una franquicia. Lions y Vikings están por descubrir una dura realidad.
En el mundo de la NFL existe una enorme diferencia entre descansar la primera semana de postemporada o iniciar su andar en playoffs fuera de casa como el quinto sembrado de la NFC.
Todo se reduce a 60 minutos en el último partido del calendario regular en Detroit, que pasó buena parte de la temporada como el mejor equipo de la NFC gracias a la ofensiva más productiva de la NFL, la creatividad de su coordinador Ben Johnson y la enorme confianza que ha demostrado el head coach Dan Campbell en su plantilla al momento de tomar la decisión difícil.
Pese a todo esto, los Lions (14-2) se juegan el título de la División Norte cuando reciban a unos Vikings (14-2) que han alcanzado éxito similar con una fórmula completamente distinta. El coordinador Brian Flores convirtió a los Vikings en la defensiva más oportuna de la liga con 31 robos de balón.
El head coach Kevin O'Connell transformó la carrera del quarterback Sam Darnold, quien pasó de ser un fracaso de primera ronda a convertirse en el rostro de una franquicia que está a un solo triunfo de alcanzar la cima de la NFC contra todo pronóstico. “Este es el tipo de partidos con los que uno sueña cuando es niño”, dijo el tacle derecho de los Lions, Penei Sewell.
“Uno vive para momentos como estos. Oportunidades así no se presentan a menudo”. Mejor dicho, nunca. El del domingo por la noche será el primer partido de campaña regular en la historia entre dos conjuntos con al menos 13 victorias y con 28 triunfos combinados.
Y su valor no será meramente anecdótico. Hay demasiado en juego, incluso para unos Lions que han lucido prácticamente invencibles durante toda la temporada. Su ofensiva promedia 33,3 puntos, sus dos derrotas fueron por un total de 10 unidades y tienen el mejor diferencial (+200) en toda la liga.
Sin embargo, en su triunfo de 31-29 sobre Minnesota en la semana 7, Detroit necesitó de un gol de campo de 44 yardas a 15 segundos del final luego de dejar escapar una ventaja de 11 unidades en la segunda mitad. Si uno ve los números de ese partido, son todavía más parejos: Los Lions tuvieron 391 yardas totales por 383 de Minnesota, y en yardas aéreas se impusieron 247 a 244.
Ambos equipos tuvieron una pérdida y convirtieron 4 de 10 terceras oportunidades. Si Minnesota quiere mantenerse nuevamente en la pelea, hay esperanza. Además del hecho de que tres de los cinco triunfos divisionales de Detroit fueron por 3 puntos o menos, los Vikings tuvieron registro de 8-1 en encuentros definidos por seis unidades o menos, siendo su único revés ante los Lions.
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