“¿Dónde diablos habían estado?”, dijo Vince McMahon y la afición respondió con una enorme ovación ante las cortas pero sinceras palabras del mandamás de la WWE. Por primera vez en 495 días, la empresa más grande de entretenimiento deportivo pudo gozar de un lleno total en el Toyota Center de la ciudad de Houston, hecho que provocó lagrimas de felicidad en todo el Universo WWE.
El equipo de programación tuvo un gran acierto al volver a unir a Edge y Rey Mysterio en el cuadrilátero, ahora junto al Heredero del 619, Dominik. La emoción que emitía el rostro de la Superestrella Categoría R contagió a toda la arena, historia pura se estaba escribiendo y el canadiense logró ser parte de ello en una presentación dominante sobre Roman Reigns, de cara a Money in the Bank.
Cada llave, cada suplex, cada patada y cada movimiento dentro del ring recibió una ovación como nunca antes se había escuchado. El ambiente en Houston fue similar al de un Wrestlemania, todos en la arena soltaron una lagrima en algún momento de la función de Smackdown.
La industria de la lucha libre en Estados Unidos ha dado un paso agigantado durante la pandemia con este tipo de acciones, WWE aprovechó las restricciones sanitarias casi nulas del estado de Texas para reactivar sus eventos y dicho sea de paso, su cartera.
Lo que sigue para la empresa de los McMahon es seguir trabajando en lugares que le permitan los llenos a los que están acostumbrados.
La reactivación es una tarea de todo el Universo de la WWE, desde las superestrellas hasta los aficionados, pasando por los asistentes de producción y cada persona involucrada en la realización de eventos en vivo para que el cuadrilátero no vuelva a quedar en silencio como pasó en 2020 y lo que va de este año.
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