A tres días de que se inauguren los primeros Juegos Olímpicos de la historia en Sudamérica, ya se vive el caos en las principales avenidas de acceso a las instalaciones deportivas.
“Es la pesadilla de los Juegos”, asegura un conductor de la aplicación Uber, mientras el tránsito está a vuelta de rueda en la Avenida Salvador Allende, donde se ubica la Villa Olímpica.
Para los voluntarios y periodistas hay un sistema de transporte gratuito que los lleva a todas las sedes. Sólo se debe descargar la aplicación Media Transport Planner, ingresar la ruta de viaje y verificar si hay una parada cerca.
El problema es que dicho servicio está sujeto a los roles de viajes establecidos y horarios. Si no se planea con anticipación, se corre el riesgo de esperar alrededor de media hora el vehículo o que ya no haya ruta al momento que se desea mover.
El transporte público es otra de las opciones, aunque falta por inaugurar algunas estaciones del BRT. Para aquellos ecologistas o deportistas andar en bicicleta en la ciclopista es la mejor opción.
Además, faltan muchas señalizaciones de tránsito, algunas de las que están no cumplen su función, mientras que otros automovilistas tampoco las respetan.
En los Juegos Panamericanos de Río 2007 se padecieron los mismos problemas de movilidad. Nueve años después, la ciudad carioca no aprendió de aquella ‘amarga’ experiencia urbana.