El pasado 29 y 30 de julio, Sunderland, ubicado en el este de Inglaterra, fue el escenario de una cita del Campeonato del Mundo de Triatlón, que contó con la participación de más de 2.000 triatletas, desde atletas de élite hasta aficionados. Esta competencia es parte del proceso clasificatorio para los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin embargo, tras el evento, se reportaron numerosos casos de malestar general y diarreas entre los participantes.
Según el servicio de salud británico, 57 de los triatletas que compitieron en el evento manifestaron estos síntomas de enfermedad. El tramo de natación de la competición tuvo lugar en la playa de Roker, que cuenta con una bandera azul, símbolo de la calidad óptima de las aguas, según los estándares de la Unión Europea.
No obstante, una investigación realizada por la Agencia de Medio Ambiente antes de la competición mostró datos preocupantes. Se detectaron 3.900 colonias de la bacteria E-Coli por cada 100 ml de agua, lo que representa un aumento de más de 39 veces en comparación con el mes anterior. La E-coli es una bacteria que puede provocar dolor de estómago y diarrea sanguinolenta, lo que podría explicar los síntomas experimentados por los triatletas afectados.
Entre los deportistas que se pronunciaron sobre la situación, el australiano Jacob Birtwhistle fue especialmente explícito, al declarar que se había sentido "bastante mal desde la carrera, pero supongo que eso es lo que sucede cuando nadas en mierda. La natación debería haber sido cancelada". Estas denuncias han puesto de manifiesto la preocupación por la falta de medidas adecuadas para garantizar la seguridad y salud de los atletas durante la competición.