Rommel Pacheco se perfila para cambiar el curso de la historia de los clavados de México, que desde hace 16 años no sube al podio olímpico en el trampolín de 3 metros varonil.
La última vez que nuestro país ganó una presea en esta prueba fue en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, cuando Fernando Platas se adjudicó la plata.
Para meterse a la pelea por las medallas en Río, Rommel deberá sumar entre 530 y 540 puntos, mientras que en la prueba de sincronizados, junto a Jahir Ocampo, tendrá que superar las 420 unidades. Una dupla tricolor en esta prueba, tanto varonil como femenil, nunca ha subido al podio en la historia de Juegos Olímpicos.
“Independientemente de la puntuación quiero tener una muy buena competencia, disfrutarla por haber realizado muy buenos clavados y, sin duda, lo que más quiero es ganar una medalla de oro.
“Obtener una presea es importante, me entrego todos los días y hago todo lo posible para poder conseguirla; la preparación, la mentalidad y las ganas están para ganar. Si no sucede así, no va a haber nada que me haga sentir mal, pues daré todo durante la competencia”,
mencionó el clavadista mexicano en entrevista con RÉCORD.
Quedar fuera de la justa de Londres 2012 fue un golpe muy duro para el deportista de 29 años de edad, quien nunca desistió a pesar de las críticas que sugerían su retiro.
“A lo largo de mi carrera he tenido muy buenos resultados, otros no tan buenos, pero siempre he estado a buen nivel. Estaba en un gran momento para la Copa del Mundo de Londres, arriesgué al hacer un clavado nuevo, no me salió en la competencia y eso me costó caro: no ir a Juegos Olímpicos.
“Un año antes fui plata en los Panamericanos con un clavado perfecto”, expuso el yucateco, quien participó en las fiestas olímpicas de Atenas 2004 y Beijing 2008.
Cambiar de la plataforma al trampolín de 3 metros fue la mejor decisión que tomó Rommel, ya que tras su giro radical empezó a escribir una nueva página en los saltos ornamentales.
En 2013 conquistó la medalla de bronce en los Campeonatos Mundiales de Natación FINA en Barcelona, al lado de Ocampo, y se adjudicó dos títulos en los Panamericanos de Toronto 2015.
“Cambiar al trampolín fue una buena decisión. Me ha costado un poco de trabajo el ritmo, pero me ha ido bien. “Extraño la sensación de la competencia de la plataforma, es un solo impulso, te concentras y sales sin pensarlo, la entrada es distinta, rompes el agua, es un golpe muy fuerte y en trampolín tienes que ir caminando, estar muy concentrado, es más técnico”, añadió.
La imagen de Rommel cantando a capela su himno tras colgarse el oro en la Copa del Mundo de Río de Janeiro, en febrero pasado, lo postuló como candidato para subir al podio en sus terceros Juegos Olímpicos.
“Agradezco día con día el poder entrenar, el estar sano, el hacer clavados, el competir por México, creo que eso me ha permitido disfrutar (su carrera) y que me vaya bien”. Más de dos décadas de entrega, disciplina, coraje y sueños impulsan al clavadista tricolor en la
próxima búsqueda de dos metales, que lo eleven en el olimpo del deporte nacional, en la que sería la última cita olímpica en una carrera llena de éxitos y hazañas.