Édgar Rivera buscará dar el salto que lo lleve a la inmortalidad en Tokio 2020, donde quiere convertirse en el primer medallista olímpico mexicano en pruebas de campo.
“Sueño con darle una medalla a México en salto de altura. En todo el mundo solo tres pueden lograrlo, pero vamos a buscarlo, como todos los atletas vamos a prepararnos, hacerlo posible. Quiero poner mi granito de arena en la historia del atletismo mexicano”, platicó Rivera en entrevista con RÉCORD.
“Creo que más que una marca me gustaría poder ejecutar de mi mejor forma, dar lo mejor de mí y sentirme satisfecho. Independientemente de lo que haga, creo que si hago mi mejor esfuerzo y si hago mi mejor condición se va a ver reflejado en el resultado, entonces quiero sentir que lo hice bien y pues lo más alto posible. Una medalla sería excelente, sería increíble poder ser uno de los primeros medallistas mexicanos en pruebas de campo, entonces vamos a dar nuestro mejor esfuerzo”, aseguró.
El orindo de agua Prieta, Sonora, sabe que el límite es el cielo. Por eso entregará cuerpo, mente, corazón y emociones en sus segundos Juegos Olímpicos en busca de lograr la hazaña.
“El salto de altura es una prueba donde debes ir superando los límites. El evento es muy claro, tienes una varilla y si la pasas sigues avanzando y si no, pues estás fuera. Son como los límites que uno se va poniendo, es una prueba muy mental.
“La constancia es muy clara en salto de altura, es una prueba muy mental y me gusta ese reto y (estoy) encantado, me gusta sentir que puedo dominar mi mente y sacar lo mejor de mí en el evento”, mencionó el saltador de 30 años de edad.
Si bien el Mundial de Londres 2017 fue un parteaguas en la carrera de Édgar, al convertirse en el primer saltador de altura mexicano en disputar una Final del orbe y finalizar en la cuarta posición, una de sus competencias más recientes le recordó que tiene las herramientas para brillar en esta prueba.
“En Alemania tuve una competencia donde estaba lloviendo y solamente salté 2.20 metros, no fue una marca muy buena, pero me gustó cómo ataqué la competencia porque cuando llueve uno se sugestiona porque está resbaloso el suelo y pues se vence antes de saltar, inclusive. Me acuerdo que empecé un poquito flojo en la competencia, resbalándome y fui controlando mi salto y al final logré 2.20, que no es una gran marca, pero mentalmente me sentí muy fuerte.
“Hubo un antes y un después en mi forma de atacar las competencias esta temporada. Dicho y hecho, después salté 2.24 y después 2.31. Uno muchas veces se olvida del trabajo mental, qué tan importante es la mente en el deporte, uno se enfoca mucho en lo físico, en cómo se siente en correr y demás. De ahí me ayudó mucho y me hizo más consciente de que la mente es muy importante”, aseguró Rivera.
BENDITA EXPERIENCIA
Sus primeros Juegos Olímpicos, Río 2016, le dieron a Édgar Rivera la experiencia que necesita para evolucionar en su carrera deportiva.
Al siguiente año, hizo historia con un cuarto lugar en el Campeonato Mundial de Atletismo en Londres.
“Creo que la experiencia de Juegos Olímpicos en Río me ha ayudado a llegar mejor a los eventos. Me acuerdo que estaba muy ansioso y muy emocionado por la competencia en el Estadio Olímpico, un sueño hecho realidad. Al año siguiente en el Mundial ya como que acostumbrado a ese tipo de ambientes me fue mucho mejor y competí con los mejores del mundo y sentirse uno de los mejores del mundo es un sentimiento muy padre. Ir a una competencia y sentirse capaz de competir contra los mejores.
“Creo más en mí, me siento más capaz de poder contender por una buena posición y la experiencia también ayuda. Ya tengo 30 años, ya tengo mucho tiempo en salto de altura y creo que también eso me da mucha calma, creo que ya es algo común, esos nervios, esa ansiedad en las competencias lo controlo mucho mejor”, platicó Rivera en entrevista con RÉCORD.
Con mayor experiencia, Édgar buscará hacer historia en el Estadio Olímpico de Tokio.
“Me acuerdo que me sentía bien, me acuerdo que iba bien preparado y cuando entré al estadio como que el ruido, la magnitud del campo, la gente, sentí que me absorbió de más. Muchas veces esos nervios, esa adrenalina te ayuda a poder sacar más fuerzas y a mí me consumió de más, como que sentí que no pude controlar esos nervios, esa emoción y pues no pude ejecutarlo en ese momento.
“Pero fue una cosa muy grande, un sueño hecho realidad, estuve con los mejores del mundo en unos Juegos Olímpicos, que es el sueño de todo atleta, entonces fue una gran experiencia dentro y fuera de la pista y me encantaría volver a repetirlo en Tokio con diferente resultado”, mencionó.