Fue el 18 de enero de 2015 que los New England Patriots se enfrentaron a los Indianapolis Colts en el juego por el Campeonato de la AFC. El partido finalizó 45-7 y, comandados por Tom Brady, los de Foxborough posteriormente ganaron ante Seatthel Seahawks el Super Bowl. Sin embargo, el título se vio manchado por la polémica investigación del Deflategate.
Ahora, casi nueve años después, los Patriots vuelven a estar en medio de la controversia luego que un reporte señaló que los balones del pasado domingo 17 de diciembre, en el juego contra los Kansas City Chiefs, estaban inflados incorrectamente.
El informe de Mass Live señala que, en la victoria de Kansas City, los oficiales llevaron los balones usados para las patadas de cada equipo en el medio tiempo para medir su peso. Ahí encontraron que los ovoides pesaban 11 libras por pulgada cuadrada, es decir, 1.5 libras menos que el estándar mínimo de la NFL.
"[Los Patriots] dijeron a los árbitros que estaban un poco desinflados o que se sentían así. En el entretiempo lo confirmaron y obviamente les dieron aire”, señaló una fuente anónima al medio mencionado. Sin embargo, de momento se descarta que esta situación haya influido en el resultado pues tanto Harrison Butker, de Chiefs, y Chad Ryland, de Patriots, fallaron goles de campo en el primer tiempo.
Butker convirtió dos de tres goles de campo, incluido uno de 54 yardas, mientras que sus tres intentos de punto extra fueron buenos. En tanto que Ryland convirtió uno de dos goles de campo y anotó dos intentos de punto extra.
Los balones deben pesarse antes de cada partido y no está claro si el domingo pasado en el Gillete Stadium los oficiales lo pasaron por alto. Lo que queda claro es que este reporte recordó al mencionado "Deflagate" de 2015, tras el cual Tom Brady y los Pats recibieron sanciones.
El mariscal se perdió los primeros cuatro partidos de la temporada 2016, mientras que el equipo tuvo que pagar una multa de un millón de dólares y perdió dos selecciones del Draft.
