Los Eagles, actuales campeones de la Conferencia Nacional, dieron un golpe sobre la mesa el pasado lunes cuando viajaron a casa de su verdugo en el pasado Super Bowl y salieron de Kansas City con una victoria y la confianza intacta.
Las cosas no se ponen más fáciles para Jalen Hurts y compañía. Ahora, el reto es mantener el enfoque durante un tramo brutal del calendario, Dallas, Kansas City, Buffalo, San Francisco, Dallas y Seattle, y recibir al quarterback Josh Allen y a unos Bills que el domingo pasado parecieron resolver sus carencias ofensivas que le han perseguido desde principios de octubre.
Son todas señales alentadoras para unos Bills que partieron la campaña como uno de los contendientes pero que actualmente estarían fuera de la postemporada.
La situación es muy distinta en Filadelfia. Los Eagles gozan de un inicio de 9-1 por segundo año consecutivo y las cuatro veces anteriores en que la franquicia ha tenido un comienzo de temporada similar ha alcanzado el Super Bowl en cada ocasión.
Este año, el truco de los Eagles recae en su capacidad para mantener vivas las series ofensivas, primero en la NFL en efectividad en tercera y cuarta oportunidad, y la habilidad para generar yardas por tierra. La experiencia adquirida bajo el mando del coach Nick Siriani les ha permitido mantener la tranquilidad en los momentos de mayor apremio, como lo demuestra un registro de 6-1 en partidos definidos por ocho puntos o menos.