Una página de gloria del futbol azteca se escribió hace justamente cinco años gracias a la entrega desmedida de 21 auténticos ‘niños héroes’ que dejaron el alma y la vida para dar a México el primer título de un Mundial en casa.
La tarde del domingo 10 de julio del 2011, ante un Estadio Azteca pletórico, la Selección Sub 17 venció a Uruguay en la Final de la categoría y dejó atrás un camino sinuoso que se presentó a lo largo del torneo.
La misión estaba cumplida. El conjunto dirigido por Raúl Gutiérrez no decepcionó en su tierra y ganó los siete partidos que disputó en la competición mundialista.
Por ello, los protagonistas nunca olvidarán esta gran experiencia, pues el grupo no sólo desarrolló un buen futbol, sino también una convivencia excepcional.
“La humildad y el trabajo en equipo fueron las bases del éxito; teníamos un sueño de ser Campeones y, a lo mejor, en un principio la gente no confiaba en nosotros, pero seguimos con nuestro trabajo y nos mentalizamos siempre con la victoria”, señaló Julio ‘La Momia’ Gómez, héroe de la dramática Semifinal contra Alemania en Torreón.
El defensor Antonio Briseño fue el capitán del equipo y no decepcionó. En la Final ante los charrúas marcó el primero de los dos goles que significaron la corona: “Cuando se te da la oportunidad de anotar un gol en un marco tan especial como el Estadio Azteca no cambias el momento”.