Obdulio Varela grabó su nombre con letras de oro en la historia del futbol. El mediocampista uruguayo demostró su grandeza dentro y fuera de la cancha. Fue un jugador amable y respetuoso, de aquellos que jugaban por amor a la camiseta y no por fama o dinero.
El ‘Negro Jefe’ fue el capitán de Uruguay que levantó la Copa del Mundo de 1950, en el mítico ‘Maracanazo’, la tragedia deportiva más grande en la historia de Brasil.
Río de Janeiro vivía una fiesta que parecía no tener fin. Los brasileños confiaban ciegamente en que ganarían su primer campeonato mundial; sin embargo, la historia fue totalmente diferente.
Tras llegar al Estadio Maracaná, el nerviosismo invadió a varios de los futbolistas uruguayos. Varela asumió el liderazgo y le pidió a sus compañeros que no se dejaran intimidar por los más de 173 mil aficionados que alentaban con el máximo de su alma a la Canarinha.
“No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos 11 contra 11. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines”, mencionó.
Los charrúas se coronaron tras derrotar 1-2 a Brasil. El entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet, se acercó a Varela y le entregó casi a escondidas el trofeo en medio de un silencio incómodo. No hubo ceremonia ni algún reconocimiento.
En Suiza 1954, disputó su segundo y último Mundial, pero no logró refrendar su título. Uruguay terminó su participación tras perder contra Austria en el juego por el tercer puesto.