Beckenbauer se pronuncia fácil, se escribe con confusión, pero se recuerda con admiración y respeto.
Franz es una leyenda viva del futbol alemán, con sobredosis de talento, buen futbol y entrega en el campo.
Se encuentra en la historia como un futbolista fantástico y técnico exitoso. Pasó de Campeón, goleador y capitán de Alemania en el Mundial de 1974 a estratega, dirigente y líder del mismo banquillo germano en Italia 1990.
Si bien su carrera tuvo tintes dramáticos por dopaje, la polémica no exime lo que consiguió Beckenbauer a lo largo de su carrera.
El alemán, desde edades muy tempranas, destacó rápidamente, lo que lo llevó a convertirse en un referente del Bayern Munich. Franz fue uno de los artífices para que los bávaros se convirtieran en la potencia futbolística que son ahora.
Sus actuaciones lo llevaron a la selección a temprana edad. Participó en tres Mundiales, incluyendo al celebrado en territorio mexicano.
En la Copa del Mundo de 1970, el nombre de Beckenbauer trascendería después de que disputara un partido con cabestrillo, su lesión no sería un impedimento para participar en la magna justa.
Pero el destino le tendría una mala jugada. Un fuerte golpe en los riñones lo obligaría a dejar el césped e iniciaría su camino con traje y corbata.
Nuevamente en México, pero en 1986, Franz regresaría a las justas mundialistas al frente de Alemania, quedándose con el segundo puesto. Cuatro años más tarde, Franz sellaría su leyenda al coronarse en el Mundial una vez más, ahora al mando de la Mannschaft.