El sábado pasado, momentos antes de que iniciara el partido ante Cruz Azul en el Estadio Azteca, las alarmas se prendieron en Pumas, pues su portero titular, Alfredo Talavera, se lesionó y los estudios arrojaron que estará fuera entre cuatro y cinco semanas por un problema en el aductor derecho.
En ese momento, y ante la incertidumbre que la molestia causó en todos los jugadores, y tras la revisión del médico del equipo se determinó que Talavera no podría jugar, por lo que en ese momento Julio González recibió la orden de calentar porque él se haría cargo de la portería auriazul.
“En un centro Talavera cuando cae dice 'me lastimé, tengo una molestia', le hablamos al doctor y dijo que no podía y en ese momento me dicen 'vas para adentro, ponte a calentar'. Y justo ese día fui a entrenar a Cantera para lo que se necesitara y tuvimos un buen resultado. Creo que no tuvimos nuestro mejor partido, pero el equipo demostró lo que había demostrado en todo el torneo que es un equipo que no se rinde, que lucha siempre”, explicó a RÉCORD.
Y aunque en ese momento todo fue muy rápido, Julio González aseguró que estaba listo e incluso ese día por la mañana entrenó para estar mejor preparado en caso de que fuera necesario que interviniera.
“Por mi mente pasó que estaba preparado. La primera vez, la pasada (que jugó fue ante América) fue también en el Azteca que es un estadio que me encanta y dije que justo en la mañana había entrenado en cantera para estar listo en la noche, y sabía que había presión porque nadie sabía el resultado de Tigres y era obligación de nosotros ganar el partido para estar en los cuatro primeros, y al final lo hicimos”, indicó.
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