Una historia de resiliencia y una voluntad inquebrantable. Henry Martín estuvo hundido en el fango del que no pudo salir por largo tiempo al punto en que consideró huir de todo lo que vivía y abandonar su carrera futbolística.
La vida le ha presentado los escenarios más complicados al delantero de América, quien gracias al amor de la familia, al apoyo especializado y a su fortaleza emocional logró salir adelante y convertirse en uno de los jugadores más relevantes del futbol mexicano.
Hoy todo es felicidad alrededor de "La Bomba", su campeonato de goleo, haber jugado un Mundial, ser uno de los futbolistas que pudo celebrar un gol en Qatar, guiar a las Águilas al título 14 portando el gafete de capitán, ser un imán para marcas y campañas que giran alrededor del deporte, y especialmente ser el ciudadano más destacado en su natal Mérida.
Sin embargo, para que todo esto sucediera, Martín tuvo que tocar fondo dentro y fuera de la cancha, donde sus problemas personales lo llevaron a tener un pobre desempeño futbolístico perdiendo la titularidad y errando oportunidades claras de gol en los minutos que podía jugar.
Durante la etapa de Santiago Solari, el delantero atravesó una crisis emocional debido a un problema familiar que no le permitía enfocarse en el equipo, la afición notó su evidente bajo rendimiento y comenzó a criticar al punto en que muchos lo querían fuera de la institución.
Los abucheos en las tribunas, los reclamos afuera de Coapa y hasta los insultos a través de redes sociales era el pan de todos los días para Henry, que en la búsqueda de reencontrase, se refugió en la familia y sumado al apoyo psicológico que recibió el atacante equilibró la balanza, superó su crisis y salió del espeso fango para convertirse en el nuevo ídolo americanista.