Su sueño de dirigir comenzó con niños pequeños. André Jardine se dio cuenta a muy temprana edad que su vocación estaba en el banquillo y no dentro de la cancha donde probó con Gremio, sin embargo, fue en la dirección técnica donde pudo explotar. El profesor de Educación Física por la Universidad Federal de Río Grande del Sur pudo tener su primer acercamiento con un equipo en 2003 cuando el Internacional de Porto Alegre lo nombró técnico de su categoría infantil con niños menores de 10 años.
El ahora director técnico de América tomó la decisión de abandonar el sueño de ser jugador para intentar abrir camino como estratega apenas a los 20, tocando puertas y explorando caminos nunca antes transitados, y fue con el Inter de su país, donde recibió su primera oportunidad, siendo un éxito como responsable de los niños lo que le abrió camino a nuevas oportunidades.
Para los próximos 10 años, Jardine creció internamente, pasando por todas las categorías infantiles y juveniles, siendo la Sub 20 del equipo su última gestión dentro de la institución, pues para el años 2013 regresó a Gremio donde había intentado ser jugador, pero esta vez para convertirse en el director técnico de la plantilla Sub 17.
Un par de años más tarde emigró a Sao Paulo donde fue nombrado director técnico de la Sub 20 y con un par de interinatos en el Primer Equipo es como Jardine logró experimentar el ser entrenador máximo en un club. Y fue por todos sus años ejerciendo con juveniles que los Federativos en Brasil le dieron el cargo de ser entrenador de la Selección que compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 regresándoles la confianza con la medalla de oro.