La Selección Mexicana no se entiende sin Javier Aguirre. Mucho porque el verde, blanco y rojo le deben dos clasificaciones a la Copa del Mundo.
El Vasco, desde su condición de referente natural, ha obtenido perspectiva, tras aquellas experiencias de 2001 y 2009, cuando el combinado mexicano naufragaba en aguas de eliminación.
Por ello avisa que en México no debe darse nada por sentado. Entonces, cuando se habla del quinto partido como legítimo sueño, Javier hace una pausa: Ir a un Mundial, por sí mismo, ya tiene un mérito.
“Dices: ‘Bueno, para llegar al quinto partido, primero hay que ir al Mundial y estar entre los 32 mejores del mundo, caray, entre los tres mejores de Concacaf, que son más de 50 equipos’. Todavía no había ni nacido cuando en los años 70, cuando lo de Haití (la eliminación). Ir al Mundial a jugar cuatro partidos no es ninguna vergüenza, ¿no? (risas). A todos nos gustaría jugar el quinto partido, pero estuvimos a punto de no ir”, explica.
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Aguirre recuerda cuando ‘salvó a la patria’, después de que Enrique Meza fue destituido y cuando relevó a Sven Goran Eriksson, previo a los Mundiales de Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010.
“Cuando yo cogí la selección, Honduras tenía ocho puntos, Estados Undos tenía 13 puntos y nosotros cuatro. Y ya habían pasado cinco partidos. Cuando llego, ocho años después, muy parecido. Estábamos fuera del Mundial. Entonces no sé. Mucho ¡jaja, jeje!, pero fuimos a un Repechaje con Nueva Zelanda, estábamos a 180 minutos de quedar fuera de Brasil”.
¿Nos gusta sufrir?, se le cuestionó. “Exacto”, sentencia, mientras recomienda paciencia.
“Uno es quien es en función a su último resultado. Ambos Mundiales los disfruté mucho, gracias a los jugadores. Efectivamente, siempre se habla del quinto partido. Pero pregúntale a Italia qué es no ir, Holanda que no estuvo en el Mundial. Son cosas que no puedes comprender”, finalizó.
