Una vez más México quedó en el límite de sus sueños, el segundo tiempo del juego contra Brasil, el conjunto azteca liquidó sus aspiraciones del afamado quinto partido.
El hombre que comandaba desde la banca al Tri, Juan Carlos Osorio también se quedó en el camino con su actitud ante la derrota.
Ya en los minutos finales del cotejo de Octavos de Final, el gol de Firmino pareció caerle como balde de agua fría al cafetalero y no apareció más para el equipo, dejó de insistir en su área técnica y tomó asiento para ver finiquitado el encuentro.
El estratega colombiano abandonó, en medio de la frustración, la cancha de la Samara Arena apenas el árbitro dio el silbatazo final. Osorio corrió literalmente al vestidor, dejando a sus 23 jugadores en la cancha, unos tendidos, otros llorando y otros siendo el sostén de fortaleza para sus compañeros.
Ahora es incierto su futuro, el timonel parece tener un pie fuera de una selección que no corrigió su pasado y aún con una victoria frente a Alemania, es corto el objetivo a lo que tenía trazado.