La Selección Mexicana ganó, goleó y eliminó cualquier añoranza por los que no están. Un 3-1 ante Venezuela, hecho con jugadores que reflejan el amor a la camiseta, disfrutaron el juego y mantuvieron la forma los noventa minutos.
Fue este el tercer partido amistoso de Gerardo Martino con el Tricolor, sumó ya diez goles y deja claro que tiene idea de lo que busca con el conjunto azteca desde sus primeros momentos, luego los jugadores le respondieron en la cancha, con una combinación sabia entre experiencia y juventud.
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Con lo visto esta noche, poco se debe hablar de los que no estaban en el terreno de juego, ya que lograron mostrar el ímpetu por levantar el ego del equipo mexicano, aun cuando Venezuela se mostró a los pocos minutos, con gol de Jhon Murillo de larga distancia, que en primera instancia exhibía a la defensa mexicana y a Jonathan Orozco que solo vio cruzar el balón.
Para contrarrestar el momento, los mexicanos tomaron la posesión del balón, cerraron espacios y al perfilarse Navarro en el primer cuadro, logró poner el centro que se arregló para que Roberto Alvarado igualará la pizarra con una seguridad propia de lo que intentaba.
En la misma tónica, México aumentó su seguridad en los siguientes 45 minutos y se aferró al esférico para encontrarle lugar en la portería rival y al 54’ Jesús Gallardo confeccionó el segundo de los aztecas, donde Rodolfo Pizarro atento al rechace logra poner en el fondo de las redes para celebrar el 2-1.
Martino luego del segundo gol hizo cambios en su cuadro, pero lo que no cambiaba el equipo mexicano era en actitud, ya que insistieron en mantener el balón, ir al frente y en cuanto el balón caía en el equipo rival buscar detener cualquier posibilidad de perder la posesión.
Uno de los elementos más destacados en este encuentro, fue Carlos Rodríguez que lució en el medio campo como un veterano portando el escudo mexicano.
Pero no solo la juventud mostró el hambre por ganar, Andrés Guardado hizo justicia de su experiencia y talento y finiquitó con el 3-1 con un disparo magistral.