Negar un suceso no significa que nunca ocurrió. La molestia es normal, incluso entendible, porque a nadie le gusta verse descubierto. Calificar de ‘falsa’ una información real es lo que hoy me lleva a escribir este texto, dirigido a ti, aficionado de Pumas, para que tengas las herramientas suficientes para forjarte una opinión cercana a la realidad, y para reiterarte que nunca dejaremos de informales con la verdad. Eres nuestro primer y último compromiso. Y para Nicolás Castillo.
Es normal que las palabras de una figura de su talla se vuelvan verdad automáticamente, gracias a su halo de estrella, sin embargo, el chileno ha descalificado la información publicada y debo dar los argumentos.
Es su cuenta de Instagram, Castillo expresó su “aburrimiento” por lo publicado en este diario sobre el caso y aseguró que he tratado de ensuciar su imagen, situación lejana de ser certera.
La información expuesta el martes pasado estuvo en nuestro poder días antes, justo después del juego de Ida ante América. Decidimos no publicarla en su momento, pues sólo habíamos confirmado a través de una fuente el conflicto que tuvieron el andino y el presidente del equipo. La calentura después de caer en casa ante el máximo rival es normal, entendible, los ánimos estaban ardiendo y los reclamos no se hicieron esperar.
Conforme avanzaron los días, fueron cuatro fuentes distintas, tres testigos, quienes confirmaron los hechos, comprobando cada una por su parte lo sucedido. No revelaré quienes fueron porque un principio fundamental del periodismo establece proteger a las fuentes, menos tras las amenazas de revancha que Ares de Parga ha regado a diestra y siniestra. No lo he hecho antes, no lo haré hoy ni nunca. Me limitaré a contarte que todo ha venido de las entrañas, de la gente que Castillo ha tenido cerca a lo largo de año y medio de su estancia en México. Y la confianza de las personas es algo que me he ganado con más de 10 años de cubrir día a día la actualidad de Pumas.
Hasta que el delantero llegó a Chile y destapó su intención de no volver al Club Universidad, decidimos publicar, para darte un panorama completo de la situación, tras haber confirmado la información.
Entiendo que para Nicolás es incómodo que se hable de él, y que para algún sector de la afición felina sea inadmisible que una figura sea capaz de generar semejantes actos, pero su tremenda labor deportiva dentro del campo no necesariamente es recíproca fuera. Parte de ser un personaje público, que convoca a aficionados a pagar un boleto o a encender un televisor para seguir a su equipo, es estar bajo la lupa, bajo el escrutinio de los medios de comunicación. Es parte de la profesión.
Es incomprensible que en un club como Pumas, que a lo largo de la historia se ha caracterizado por la esencia humilde de sus jugadores, por una ideología que parte de los cimientos de nuestra Máxima Casa de Estudios, permita un trato privilegiado al extremo como el que recibe Castillo. Nunca lo habían recibido a estos niveles ni los grandes iconos felinos. Y la lista es larga.
Sé que la molestia de Castillo a lo publicado en RÉCORD, en especial a mi persona, es algo que surgió de su incomodidad por ver reflejada la realidad en este diario; sin embargo, a lo largo de su paso por Universidad se le ofreció la oportunidad de dar su versión, se trató por distintos medios de hablar con él y siempre hubo negativas. Incluso, insultos, de los cuales tengo pruebas pero no expondré para no tomar ventaja en una situación en la que no tiene claro pensamiento y que ha sido objeto de mala asesoría combinado con arranques propios de la confusión y coraje.
Lamento la situación. Después de darme su primera entrevista en las tribunas de CU y que fue portada de RÉCORD, por la cuál le sigo agradecida, estaba convencida que el desprestigio con el que llegó de Chile no era fundamentado. Hoy lamento que la prensa mexicana no tuviera un mayor acceso para poder acercar a la afición de Pumas al mejor delantero que ha tenido el club en los últimos años. Se volvió prohibido. No por eso, en lo personal y lo laboral, dejo de reconocer al crack que encendió la pasión del Club Universidad. Mi querido club.