El arbitraje da y quita. Chivas acarició su segundo triunfo en casa, pero una serie de errores arbitrales se presentaron para que el duelo culminara empatado, en donde Alan Pulido regresó a la senda del gol tras una sequía de más de siete meses.
Guadalajara dominó desde el principio del partido a unos temerosos Gallos Blancos, quienes comandados por Tiago Volpi, quien detuvo cerca de cinco disparos de los rojiblancos.
Ángel Zaldívar estuvo a punto de ampliar su racha goleadora, pero una serie de rebotes en el área impidieron que la pelota terminara dentro de la portería rival.
El silbante frustró el festejo rojiblanco cuando su asistente indicó que observó un fuera de lugar de Gael Sandoval para rematar y mandar al fondo de las redes su remate, provocando la rechifla de los asistentes.
Consciente de que era escaso el peligro que generaban los visitantes, José Saturnino Cardozo apostó todo por el triunfo, por lo que mandó al campo a Eduardo López y Alan Pulido con la esperanza de que sus piernas frescas fueran la llave para abrir el cerrojo queretano.
El agobio tapatío rindió frutos y en otra polémica decisión arbitral, Puligol fue derribado en el área y el silbante lo decretó como penalti, pese a que algunos expertos consideran que no era.
El estadio estaba en silencio, Pulido tomó el esférico, se perfiló y engañó a Volpi para provocar la felicidad de la nación Chiva en todo el país y con ello quitarse la presión de no marcar.
El tamaulipeco no marcaba desde el 14 de febrero cuando le anotó un doblete precisamente a Gallos Blancos.
El éxtasis duró poco, ya que en tiempo de compensación volvió a gestarse la polémica cuando el silbante decretó un penalti para Querétaro, mismo que Camilo Sanvezzo convirtió en la igualada para los emplumados.
