Las 'fronteras' ni los límites existen para América. La Liguilla está cerca, se acaricia e Ignacio Ambriz goza cada día más de esa credibilidad que no tuvo cuando arribó al nido azulcrema; este viernes determinó que Rubens Sambueza fuera suplente y Michael Arroyo no lo decepcionó al marcar la primera anotación de la valiosa victoria ante Tijuana que poco pudo hacer ante el poderío del rival.
El escenario lució pletórico correspondiendo a las expectativas. Carlos Guzmán se tuvo inspiración al sacar un disparo potente de larga distancia y la exclamación con fervor surgida de la tribuna denotó un balón que se fue ligeramente por encima del arco de Muñoz.
La iniciativa fue peleada con tintes bélicos, un conato de bronca entre Salinas y Arroyo encendió más los ánimos, pero el silbante llamó a ganar la 'guerra' con argumentos futbolísticos y Darío Benedetto erró una oportunidad clara en mano a mano con Federico Vilar que fue para el arquero con gran intervención.
Xolos desapareció súbitamente del encuentro, el visitante puso el primer golpe letal y Michael Arroyo dio la razón a Ignacio Ambriz para ser titular con un gol ejemplar que se originó gracias a esa confianza personal de tirar desde fuera del área y proyectar el hambre de triunfo con la que sus compañeros se presentaron en el Estadio Caliente.
La mala fortuna siguió para Benedetto en la noche a pesar del triunfo parcial de su equipo, y al hacer un esfuerzo sintió ese amargo tirón en la pierna izquierda que lo dejó fuera del encuentro. Entre melancolía y frustración se retiró de la cancha. En cambio, la inspiración sigue atrapando a Moisés Muñoz, quien voló con categoría para detener un disparo de Madueña que amenazaba con golpear la red.
El cronómetro de la primera mitad agonizaba entre la decepción de la afición local que veía pocos destellos de su escuadra para reaccionar y aumentó más cuando el recién ingresado Darwin Quintero asistió a Oribe Peralta para sentenciar la segunda anotación.
Tijuana demostró al regresar del vestidor el mismo espíritu que tuvo durante la etapa incipiente, pero el intento de 'ladrido' no tuvo el eco necesario. Chocaba con su ímpetu, marchitaba sus intenciones al compás de las imprecisiones y en ese tenor el contrario se asentó para defender la ventaja.
Moisés Muñoz siguió con su concierto de elasticidad y finura en sus intervenciones cuando se le necesitó, y presumió nuevamente su gran momento al privar a Dayro Moreno de un gol de etiqueta.
Las postrimerías del encuentro llegaron sin que el público de cualquier bando pudiera presumir más gritos de gol. Sólo sobresalió la desesperación de Rubén Omar Romano; sus días con Tijuana parecen estar contados ante los gritos de la afición que pide su salida mientras el águila de Ambriz demuestra un vuelo de ilusiones.