La sangre y el temple que caracterizaba a Oribe Peralta están de vuelta. El goleador del América que corrío y se sacrificó a la defensiva fue un dolor de cabeza para la zaga del conjunto de La Franja que desesperados por las circunstancias del partido se enfrascaron varias discusiones, sin embargo, Anderson Santamaria colmó la paciencia del Cepillo y tuvieron un altercado en la recta final del partido.
Aprovechando que Luis Enrique Santander estaba con un ojo atendiendo a un lesionado de Puebla y con el otro permitiendo el último cambio de las Águilas con el ingreso de Bruno Valdez, el silbante ni cuenta se dio.
Fue hasta que hacía su recorrido al medio campo cuando se percató que el Gringo Torres intentaba separarlos, obviamente repartiendo un par de manotazos al americanista hasta que llegaron sus compañeros para hacer el quite, al tiempo en que el silbante ponía orden entre ambos futbolistas.