El príncipe Ali bin al-Hussein anunció su candidatura para la presidencia de la FIFA, con una promesa de luchar "contra la corrupción arraigada y las tratas políticas" y de promover la transparencia en el organismo rector del futbol mundial.
Dijo que, de ser elegido, delegará algunos poderes que actualmente están en manos de la FIFA a las asociaciones nacionales. Prometió invertir más en el desarrollo del futbol, asegurar que cada asociación tenga un estadio nacional en cuatro años, fomentar el futbol de mujeres y combatir "la plaga del arreglo de partidos".
El príncipe presentó una candidatura en mayo, cuando enfrentó a Joseph Blatter en las elecciones de la FIFA, y consiguió suficientes votos para llevar el proceso a una segunda ronda. Sin embargo, se retiró antes de esa segunda votación.
Cuatro días después, Blatter anunció que dejará el cargo, en medio de investigaciones de los gobiernos de Estados Unidos y Suiza por corrupción en el futbol.