El Real Madrid consiguió sus tres primeros puntos de la temporada en el nuevo Bernabéu después de golear en una buena segunda parte al Valladolid, un recién ascendido que solo puso problemas en una primera parte aburrida, plana y sin juego por parte del equipo blanco.
Era el partido para el debut de Kylian Mbappé, el gran protagonista del choque antes de jugarse y el nombre más aclamado en el Bernabéu cuando los altavoces vocearon su número.
El delantero francés no pudo marcar en el debut en su nueva casa y no estuvo brillante en los 90 minutos, aunque sí participativo y con opción de marcar algún tanto. Pero no se dio… y el triunfo fue protagonizado por otros nombres inesperados: Valverde, y los suplentes Brahim y Endrick, que marcaron el 2-0 y el 3-0 respectivamente.
Ovacionado en todo momento, el delantero francés entró al campo del Santiago Bernabéu con una sonrisa y brillo en los ojos, emanando ilusión de por fin cumplir su sueño y jugar en la que siempre quiso ser su casa.
Paticipativo, buscando asociarse con Vinicius Jr. y Rodrygo, el francés intentó por izquierda, por el centro e incluso por minutos por derecha, pero Karl Jakob Hein, estonio cedido a Valladolid por el Arsenal, detuvo al nuevo galáctico merengue en dos ocasiones: en el primer tiempo recostando hacia su izquierda y en el segundo episodio, con el pecho luego de una gran jugada del '7' brasileño.
Fede Valverde fue el que abrió la lata con una falta indirecta que entró en el marco tras rebotar en un jugador del Valladolid. Hacía más de tres años que el Madrid no marcaba de falta en el Bernabéu. Y tuvo que ser Valverde, uno de los mejores del partido.
En la segunda parte, con un Real Madrid mejorado y un Valladolid cansado, entró la segunda línea madridista, que también es muy poderosa, con especial brillo para Brahim, quien marcó el 2-0 y dio la asistencia del 3-0; y para Endrick, que firmó un fabuloso 3-0 en el otro debut estelar que hubo hoy en el coliseo madridista.
El partido, en fin, puede ser un resumen de lo que le espera al Real Madrid en esta temporada en casa, es decir, equipos muy cerrados y la posibilidad de acudir a una segunda línea de ataque que es también la mejor del mundo.