El París Saint-Germain logró ante su público un triunfo contra el Liverpool (2-1) gracias a una gran primera parte que le deja en buena situación para alcanzar los Octavos de Final de la Liga de Campeones y coloca a los ingleses al borde del precipicio.
Muy superiores los franceses a los subcampeones de Europa en el primer tiempo, un penalti al borde del descanso permitió a los Reds reducir distancias y engancharse al partido. Pero no fue capaz de tirar entre los tres palos.
A los 13 minutos, una buena jugada de Verratti que sirvió a Mbappé. Su centro al área fue rechazado por la zaga inglesa, pero la oportuna llegada de Bernat habilitó al defensa español para abrir el marcador.
El exjugador del Valencia y el Bayern ya había marcado en el duelo contra el Nápoles, sus dos únicos tantos con el PSG.
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En el 37' recuperó el balón Neymar, abrió la cabalgada de Mbappé por la izquierda, su centro lo remató de rabona Cavani, paró Alisson pero el rechace queda en los pies de Neymar que solo tuvo que empujar el balón a las mallas.
Era el cuarto tanto del brasileño en la Liga de Campeones con el PSG, el décimo cuarto de la temporada.
El Liverpool, que no había disparado entre los tres palos en todo el partido, se encontró en el último suspiro del primer tiempo con un penalti de Di María sobre Sané que inicialmente no vio el árbitro, pero del que fue alertado por el asistente. Milner se encargó de transformarlo para dar vida a su equipo.
La segunda mitad comenzó con otro signo. Tras un gol anulado por fuera de juego a Marquinhos, los Reds adelantaron líneas e hicieron temblar al PSG.
Tal fue el susto de Tuchel que el entrenador alemán introdujo de un golpe dos cambios defensivos. Retiró a Di María, cierto tocado físicamente, y a Cavani, para dar entrada a Dani Alves, que se reencontró con la Liga de Campeones tras su larga lesión, y a la promesa Choupo-Moting.
Los franceses detuvieron la hemorragia e incluso pudieron sentenciar en el 70' en un córner que Marquinhos remató a bocajarro de potente cabezazo que detuvo su compatriota Alisson.
Impotencia de los Reds hasta el final. El equipo de Klopp en cuestión, inoperante fuera de Anfield, obligado a la machada y a dejar que la calculadora tenga la última palabra.