Después de ser uno de los países más golpeados por el Coronavirus a inicios de la pandemia, Italia logró levantarse y hoy vio rodar el balón nuevamente. Juventus fue el equipo encargado junto al Milan de regresar la alegría del balompié en actividad de Copa de Italia, donde la Vecchia Signora logró calificarse a la Final del certamen por criterio de gol de visitante después de un 0-0 en un ambiente surrealista.
Las tribunas del Allianz Stadium, que acostumbran estar repletas cada par de semanas, encontraron 40 mil butacas vacías que desde el inicio del partido escuchó el minuto de silencio en memoria a todos los fallecidos por el virus.
La falta de ritmo en los equipos con más de tres meses de inactividad fue notorio. Poca intensidad, fallas y faltas de concentración inundaron el partido que pronto vio desfavorecido al rossoneri.
Los primeros minutos de control total para la Juventus encontraron en un descuido de Andrea Conti un penal -misma vía por la que empataran el encuentro de Ida- que pudo haber marcado un partido de trámite para el local. Pero no fue así. Al 26', Cristiano Ronaldo tenía los reflectores sobre él pero un roce del guante de Gianluigi Donnarumma fue suficiente para que el esférico rebotara en el poste y saliera. Primer penal al metal para el portugués desde el 18 de abril 2017.
Segundos duró el embrión anímico para el Milan cuando, en la jugada inmediata, Ante Rebic se hizo expulsar por una inocente e imprudente patada al pecho de Danilo. Al igual que los primeros 90 minutos de la serie, rossoneri se quedaban con 10 hombres.
Pocas emociones llegaron a Turín después. Pese a los cinco cambios que cada equipo realizó, no existió revolución alguna que hiciera parecer el partido como una Semifinal de Vuelta de Copa Italia.
Juventus se calificó tras el 1-1 global, llegando a su décimo novena Final de Copa, sexta en la última década, en la búsqueda del galardón 14 para la vitrina bianconeri.
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